«Concebí a mi hijo en China, me enteré en Japón, nació en Ferrol, yo estaba en Perú y ahora en Vietnam». El pequeño Bruno tiene ahora cuatro meses y vive con su madre en Galicia. Su padre es el nuevo seleccionador de fútbol sala de Vietnam, donde vive desde el 10 de febrero. Bruno García (Ferrol, 1974) es el paradigma del técnico valiente que apostó por emigrar para explorar nuevos horizontes. Ya puede decir que ha entrenado en Europa, Asia y América.
La historia de Bruno en los banquillos empieza con 24 años. Antes jugó a fúbol sala y brilló en el judo hasta que una grave lesión en el hombro le hizo cambiar de rumbo. «Me centré en la carrera de INEF. Mi pasión es educar, enseñar y entrenar. Con 25 años ya dirigía un equipo en la división de plata, el Boandanza de Galicia». Después pasó al O’Parrulo, el Córdoba, el Pontevedra y el Azkar Lugo, su primer club en División de Honor. Su buen trabajo le llevó al Oxipharma Granada, un proyecto que se vino abajo por una guerra entre el ayuntamiento y los propietarios.
Ese fue el punto de inflexión. En agosto del 2012 le llegó una oferta tentadora. ¿Un gallego en Asia entrenando a fútbol sala? «¿Por qué no? Fui el primer técnico español en la historia de la China Futsal League. Allí todo es una locura, se vive a toda velocidad. Es impresionante». La federación le asignó el Changchun Fengyun, un novato en la Liga, pero después pasó al Zhejiang Dragons. «Era el equipo del gobierno. Llegué a 18 puntos del segundo y acabamos subcampeones en una segunda vuelta espectacular», recuerda. En Hangzhou vivió con su mujer, Beatriz. Un traductor les ayudaba las 24 horas.
Fue un año intenso, en el que solo viajó una vez a España, para recoger el premio Ramón Cobo al mejor entrenador de la temporada 2011-12. «Tuve vivencias espectaculares. Conozco toda China. Son gente algo cerrada, pero con un trato exquisito. Hay un enorme contraste entre las ciudades. El rico es muy poderoso y el pobre muy pobre, pero no pasa hambre. Tiene para comer y dormir».
Crisis no, oportunidades
Su idea era acabar al frente de la selección china, pero topó con un conflicto y decidió apartarse. Había llegado el momento de cambiar y se marchó a 17.000 kilómetros. «Me salió una oferta de Perú y no me lo pensé. Sudamérica es la cuna de nuestro deporte, que nació en Uruguay y se fomentó en Brasil. ¡Me convertí en el primer técnico europeo en dirigir una selección en Sudamérica!».
El preparador gallego aterrizó en una selección ubicada en el noveno puesto del ranking sudamericano y la llevó ál bronce en los Juegos Bolivarianos del 2013, la primera medalla de la historia del país en deportes colectivos en categoría absoluta. Firmó por tres meses y dejó una excelente huella. Intentaron renovarlo pero no podían competir con el nuevo reto de Vietnam. «Tuve un recibimiento fantástico. Vivo en Ho Chi Minh, una ciudad de nueve millones de habitantes, pero hay más tranquilidad que en China. El idioma tiene dos tonos más que el chino, pero aquí se habla inglés». Ha firmado hasta el 2017 y el primer examen será la Copa de Asia, que organiza Vietnam del 30 de abril al 10 de mayo.
Después de un año y medio de aventuras, su reflexión es interesante. «No me gusta hablar de crisis, prefiero hacerlo de oportunidades. Para los jugadores y técnicos jóvenes es el momento de explorar las máximas categorías en otros países. En Asia valoran mucho el currículo y copian referencias que funcionan. España es un modelo en deportes de equipo. El Mundial de fútbol fue el golpe definitivo». También hay cosas que no cambiarán nunca: «Cuando ven a un español, la primera pregunta que te hacen es siempre la misma: ¿Barça o Madrid? Todos hablan de Messi, Cristiano, Iniesta, Xavi, Casillas…», concluye.