Abusar del juego de cinco resta espectacularidad a los partidos, ¿convendría eliminarlo?
El pasado 12 de febrero, en el partido entre el Triman Navarra y el Reale Cartagena, el entrenador visitante decidió jugar toda la segunda parte con portero-jugador. Primero lo hizo para remontar el marcador -que favorecía por 2-0 a los navarros- y, luego, para especular y desesperar al Triman Navarra.
El espectáculo del fútbol sala quedó aquel día limitado a la mínima expresión. Un equipo monopolizó la posesión del balón gracias al juego de cinco, mientras que el otro no conseguía salir de su parcela del campo. Durante los segundos 20 minutos se perdió gran parte de la esencia del fútbol sala. Sin velocidad ni agilidad en el juego, sin posibilidad de contraataques, y sin la viveza que caracteriza a este tipo de partidos. ¿Sería conveniente eliminar la regla del portero-jugador? ¿O bastaría con limitar su uso? Imanol Arregui, Victor Acosta y Leandro Fernández, entrenadores del Triman Navarra, Ríos Renovables y Lacturale Orvina respectivamente, opinan sobre las ventajas y los inconvenientes de esta norma. Para la temporada 2010-2011 ya se decidió limitar el uso del juego de cinco, al establecer que el jugador que actúa de portero solo pueda tocar una vez el balón en campo propio. Con esta medida se pretendía evitar la especulación y las posesiones excesivamente largas. Pero nada más lejos de la realidad. Basta con colocar al portero-jugador en una de las alas para poder tocar y tocar hasta aburrir y desesperar al rival. Es verdad que la posibilidad de jugar con portero-jugador hace crecer la incertidumbre de los finales de partido y puede poner emoción a los últimos minutos de un encuentro aparentemente sentenciado. También, incluso, puede servir para sacar muchas enseñanzas a nivel táctico. Pero la realidad es que va contra el espectáculo y que frena la velocidad y la intensidad que caracteriza a este deporte. En todo ello coinciden los tres entrenadores de los equipos de elite del fútbol sala navarro, que apuestan por eliminarlo o, en su caso, limitar su uso.
Imanol Arregui «Creo que la solución es limitarlo a un tiempo concreto»Imanol Arregui ya expresó tras el partido contra el Reale Cartagena cuál era su opinión sobre el juego de cinco. «Si abusas de él, te cargas la esencia del fútbol sala. Se pierde velocidad y agilidad». El Triman Navarra no es un equipo que abuse del juego de cinco. Sólo hace uso de él en los últimos minutos cuando va por detrás en el marcador. «Nunca lo utilizaré para mantener el balón y especular. Seguro que la gente que va al Universitario lo agradece», afirma. Arregui apuesta por limitarlo: «La solución es limitarlo a un tiempo concreto para que no se utilice para frenar el juego». «Es cuestión de buscar fórmulas: que sólo se pueda utilizar en los últimos cinco minutos, o siempre que quieras pero con una posesión limitada. No sé, hay que probar, lo que está claro es que el fútbol sala tiene que divertir a la gente y si juegas muchos minutos con superioridad ya no es un partido normal».
Víctor Acosta «Lo eliminaría, a nivel espectáculo perjudica mucho» Al Ríos Renovables no le han hecho especialmente daño esta temporada con el ataque de cinco. «Nosotros lo trabajamos mucho, tanto en ataque como en defensa. Y aunque crea que perjudica mucho al espectáculo y yo lo eliminaría, el reglamento lo permite y tengo que entrenarlo», comenta Víctor Acosta. Como aspectos positivos apunta a que «da opciones de remontar un partido y puede enriquecer tácticamente al equipo». Sin embargo, Acosta quiere que se vuelva al reglamento antiguo. «Nunca me han gustado los experimentos del fútbol en el fútbol sala. Ni el portero-jugador, ni sacar con el pie, ni que la expulsión te deje con uno menos…».
Leandro Fernández «Aunque a mí me gusta y lo utilizo mucho, lo quitaría» El Lacturale Orvina de Leandro Fernández utiliza mucho la táctica del portero-jugador. La temporada pasada, cuando el equipo militaba en Plata, las de Orvina sacaron mucho rendimiento al juego de cinco. «Este año ya es diferente. Los equipos lo tienen más trabajado, sobre todo los de la parte alta». No obstante, y aunque a Leandro le gusta, admite que «puede haber posesiones larguísimas sin que el equipo busque la portería contraria. Y eso, aburre». Por último, sugiere limitar el uso del portero-jugador a varios segundos, como en el baloncesto.