Enrique ‘Chicho’ Ibañez es el encargado principal de preparar físicamente al equipo de Inter Movistar de cara a otra temporada llena de retos y exigencias. Con una vasta experiencia sobre sus espaldas, forjada tanto a nivel nacional como internacional, su figura es palabra autorizada dentro de los profesionales de su rubro. Además de su rol de preparador físico, es el segundo entrenador del staff técnico que encabeza Jesús Velasco. El toledano nos describe cuáles son sus prioridades en una pretemporada y analiza la actualidad de su profesión y de su mecanismo de trabajo. Conozca la opinión del responsable de poner en marcha la ‘Máquina Verde’.
Para el interista el “objetivo principal es que el jugador alcance la forma óptima para competir. Todos vienen de estar de una inactividad condicionada, puesto que se les manda un trabajo para las vacaciones. La idea es intentar llegar en las mejores condiciones posibles al primer partido de Liga. Lo que sucede es que eso no es posible, lleva un proceso más largo porque luego a medida que van compitiendo la forma se va afinando y se va alcanzando su objetivo. El jugador hasta que no compite no llega a alcanzar su forma ideal”.
Dentro del su método se encuentra un exhaustivo entrenamiento específico para porteros. Un trabajo que ya hemos destacado en varias oportunidades. El integrante del cuerpo técnico verde revela que “el trabajo de porteros es específico, lo que tratamos es seguir un orden en el que los primeros trabajos son de tipo perceptivos, de técnica, de aspecto físico para que, al igual que los jugadores de campo, los porteros vayan alcanzando la forma óptima. Tienen que recuperar esas percepciones, las del área, espacio temporal, etc. Es muy parecido a la de jugadores pero con sus condicionantes específicos ya que es un puesto diferente”.
‘Chicho’ ha forjado un envidiable palmarés desde que comenzara su andadura profesional. Su trabajo en distintas ligas y países le permiten hacer un análisis muy certero de nuestro deporte. “He podido experimentar la liga italiana, la rusa y he podido trabajar con el fútbol sala japonés. Son bastante diferentes. Lo que marca la diferencia de España con el resto de ligas es la intensidad. Aquí el juego tiene un nivel de intensidad por encima de esas ligas. Aunque por ejemplo la liga rusa, donde estuve trabajando recientemente dos semanas, se está acercando bastante al nivel español. También como consecuencia de la situación económica, muchos jugadores están emigrando allí, puesto que es un fútbol sala muy potente en lo económico. Están evolucionando mucho pero es verdad que tanto en la intensidad como en algunos aspectos tácticos todavía les queda un poco”, describe.
El toledano nos confiesa que debe adaptar su trabajo dependiendo de las necesidades y la cultura de cada país. “En el caso de Rusia tienen un condicionante fundamental. Ellos hacen cuartetos y cada uno de ellos juega tres minutos, independientemente de la calidad y otros aspectos. Ese condicionante es clave porque la orientación física va hacia otro lado. La cultura de preparación física no es tanta como la que hay aquí. En mi experiencia en el Dinamo tuve que ir poco a poco en la idea de inculcarles la necesidad de una buena preparación física para lograr los objetivos marcados. En Japón, cuando estuve en la selección, fue todo más fácil. Allí tienen mucha cultura del trabajo. Para mí fue muy fácil adaptarme. En el campeonato italiano hay un proceso de acoplamiento de ambas partes ya que la preparación física específica de fútbol sala no la tenían. Ellos venían de una cultura de fútbol y se dieron cuenta que son dos deportes diferentes”, concluye.