Todos los entrenadores deberíamos estar preparados y capacitados para afrontar con valor y entereza las múltiples desventuras y adversidades que depara la profesión.
Muchas veces dudas del sentido de tu trabajo y pareces no tener fuerzas para afrontar los retos que aparecen continuamente por el camino. No es fácil, cuando todo parece ir en contra de nuestro trabajo es cuando realmente debemos sacar lo mejor de uno y conseguir desarrollar una buena labor. No cabe otra. Eso es ser entrenador. Esperar que todo sea fácil, que no parezcan problemas y que el camino sea llano es utópico, irreal. No podemos suponer que todo será simple de solucionar. El trabajo de entrenador no es así. Si desfalleces, no hay camino. Es fácil querer hablar de uno mismo y de lo injusto que es el mundo. No es la solución.
La solución hay que buscarla, adaptándose a la situación y tirando de ingenio. Antes de llegar a un club debes informarte de sus características, de su idiosincrasia, de sus medios y de sus exigencias. Si decides fichar, debes aceptarlo como es, pretendiendo cambiar para mejorar lo que se pueda cambiar y aceptando no luchar contra lo que no se puede o no se debe cambiar. Hay entrenadores que transmiten esa difícil pero necesaria cualidad de mantener una actitud tranquila y reflexiva ante la adversidad. Dan con esa actitud el primer paso para la solución al problema planteado. Saber afrontar situaciones difíciles, sobreponiéndose a ellas y sacando un resultado deseado, e incluso salir fortalecido, es ser “resiliente”.
Implica no dejarte derribar por la adversidad o, si caes, levantarte con más fuerza. Esta cualidad debería ir unida a un entrenador que pretenda tener éxito.
Recuerda, ser entrenador es vivir peligrosamente, es estar en la cuerda floja… Juanjo Hernández Liras es Entrenador Superior de Baloncesto
«La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas» E. Chávez y E. Yturralde (2006)
«La resiliencia es un proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad» Luthar (2000)
«La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia integridad, bajo presión y, por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles.» Vanistendael (1994)