“La pretemporada sólo sirve para ganar el primer partido de la temporada”
“La pretemporada sirve para cargar las baterías para todo el año”
Dos afirmaciones diametralmente opuestas, escuchadas a dos entrenadores de los considerados top, y con modelos de juego sorprendentemente similares.
Y en nada llega agosto y en nada los equipos echan a correr, ya sean profesionales o no. Hoy por mi experiencia propia hablaré de los que no, de los que no se ganan su pan y el de su familia con el balón pero que igualmente tienen que preparar la próxima temporada.
Tampoco voy a entrar en datos científicos sobre cargas, valores máximos, planificación de microciclos etc, sino en la realidad que muchas veces nos encontramos al llegar a estas fechas en equipos que compiten en categorías que exigen un compromiso mínimo, pero que no aportan al jugador nada más allá que el placer de jugar o, en el mejor de los casos, primas por victoria o una compensación por la gasolina (la de verdad, la que sube de precio cada dos por tres)
La experiencia me dice que en Agosto todos los jugadores están motivados, han cambiado el chip de la temporada anterior, renovado sus objetivos individuales, en algunos casos el proyecto del club ha cambiado y lo hace más atractivo con la llegada de nuevos jugadores o de un nuevo entrenador, en otros casos es el propio jugador quien ha cambiado de equipo llegando a uno que se ajusta más a sus objetivos personales, esa sensación de querer agradar, demostrar que el verano como por arte de magia te ha hecho mejor, te motiva y te da una especie de subidón, el cual sirve de equilibrio para no pensar que hace tan solo una semana estabas tirado en la playa, o con tus amigos en la piscina o pasando unos días en la montaña, el Yin y el Yan de jugador amateur.
Como entrenador te encuentras con una amalgama de situaciones heterogéneas que dependen de la forma de disfrutar el verano de cada jugador, entre ellos:
- El “maratoniano”. Se ha jugado todas las maratones de verano. Este viene más o menos en forma físicamente, en ocasiones con muchos golpes y sin la sensación real de haber llegado a desconectar.
- El “jugador horizontal”. No ha hecho nada más que estar tirado. Mentalmente llega más fresco que una lechuga, no ha tocado un balón en todo el verano. Viajes, fiestas de pueblo, largos días de piscina contemplativa y terraceo activo. Llegará con ganas puesto que su cuerpo se lo pide, pero con mucha forma física que recuperar.
- El “profesional amateur”. Ha sido capaz de tomarse unos días para desconectar sin demasiados excesos. Según se iba acercando la pretemporada ha sido capaz de seguir al dedillo el planning propuesto por el PF o el entrenador o, si no se lo han mandado, hacer un programa por su cuenta. Jugadores que demuestran que ser disciplinado no está reñido con ser amateur, una auténtica rara avis.
- El “jugador fantasma”. Casualmente las vacaciones le coinciden con el principio de pretemporada, fecha que se le había transmitido a mitad de junio, aunque en ocasiones no le queda otro remedio para conciliar su vida personal con la deportiva. Suelen no tener mucho problema en irse pero al mismo tiempo también tienen cargo de conciencia y se llevan las zapatillas de correr en la maleta, si algún día las usan te mandará la foto por WhatsApp y lo verás en todas las redes sociales con mensajitos como “no pain no gain” mientras su equipo trabaja envidiando su “esfuerzo”
- Una vez que tenemos todos los elementos nos vamos al “Supermercado” que supone la pretemporada, donde es importante no dejarse nada de la lista (os invito a completarla si veis que me he dejado algo, todo lo que sea aportar es bienvenido)
- Mejorar la condición física de los jugadores.
- Trabajo de propiocepción y prevención de lesiones.
- Generar una fuerte cohesión de grupo
- Establecer las rutinas metodológicas que nos permitan ganar tiempo a lo largo de la temporada (algo importante en los equipos amateur que no cuentan con numerosas sesiones de trabajo).
- Instaurar el modelo de juego que se quiere establecer esta temporada.
- Dar a conocer a los jugadores tus principios y metodologías de trabajo.
- Conocer individualmente tus jugadores y las casuísticas de cada uno de ellos.
- Establecer objetivos individuales y comunes.
- Definir roles.
- Iniciación a las situaciones especiales y estrategia a desarrollar a lo largo de año.
- Aprovechar las circunstancias (buen tiempo, muchos jugadores de vacaciones) para llevar a cabo actividades diferentes.
- Llegar a acuerdos con la plantilla para que el compromiso que tienen en agosto sea el mismo que en invierno.
- Una vez que tenemos todos los elementos nos vamos al “Supermercado” que supone la pretemporada, donde es importante no dejarse nada de la lista (os invito a completarla si veis que me he dejado algo, todo lo que sea aportar es bienvenido)
Como veis la lista es amplia y hay “artículos” de todos los “pasillos”, es por eso que una buena planificación de la temporada es fundamental, ya quieras simplemente ganar el primer partido del campeonato o cargar las pilas para toda la temporada.
Alberto Arteaga
