Es uno de nuestros técnicos más internacionales. Forma parte de esa hornada de entrenadores españoles que están cruzando los Pirineos con el objetivo de dar a conocer el fútbol sala a nivel internacional. Miguel Rodrigo partió hace aproximadamente un año a Japón para dirigir a la selección absoluta de ese país y acaba de ser galardonado por la Federación Andaluza de Fútbol con el Diploma de Entrenador de Honor.
En primer lugar, nos contó sus impresiones acerca del reconocimiento de la FAF: “Es todo un honor haber recibido este premio. Mi relación con Antonio Mendoza viene ya de varios años atrás gracias a los clinics que organizan. Para él soy como un hijo deportivo”. El ‘mister’ granadino considera que “el hecho de estar entrenando fuera siempre da más eco a tu trabajo, por lo que es más fácil que te reconozcan”. Al igual que muchos técnicos, este verano también ha participado en varios clinics. Rodrigo cree que son necesarios porque “en el deporte queda mucho por hacer, sobre todo a nivel científico. En concreto, estuve recientemente en un curso de verano de la Universidad de Cádiz y el éxito fue enorme. Los estudiantes incluso recibían créditos de cara a sus estudios, así que tenían una doble motivación”. Miguel Rodrigo no es, ni mucho menos, el único español que trabaja fuera de nuestras fronteras. Pulpis, por ejemplo, es el actual seleccionador de Tailandia. Y la pregunta es, ¿a qué se debe ese éxodo de técnicos y jugadores españoles? El seleccionador de Japón lo tiene claro: “En parte se debe a la crisis, que hace que haya propuestas económicas muy buenas fuera de España. Pero más importante aún es el hecho de que hay un gran reconocimiento hacia la escuela española moderna en el extranjero”. Para Rodrigo hay otra, ya más personal, como es “el espíritu de aventura”.
Pero, ¿qué tiene el fútbol sala español que gusta tanto? Según nuestro entrevistado, se debe a que “tenemos una lectura de juego diferente. Nuestro fútbol sala es muy táctico, es muy metódico. Nos caracterizamos por pensar más que los demás. Hace tiempo todos importábamos la filosofía brasileña y ahora, en cambio, somos nosotros los que exportamos nuestro fútbol sala”. En cuanto a su trabajo en Japón, Rodrigo hace balance de su primera campaña: “Ha sido un año devastador, en el que he tenido que ir librando pequeñas batallas. He comenzado de cero, con nuevos jugadores, ya que me resistía a contar con veteranos. En parte, eran mejores, pero por otro lado no me permitían hacer un proyecto a medio o largo plazo. Además del tema de entrenamientos, también estamos promocionando y difundiendo el fútbol sala con cursos de entrenadores, con campañas en colegios e, incluso, tenemos a la vista la publicación de unos libros sobre fútbol sala. Lo que nos ha ayudado mucho ha sido la victoria de España en Sudáfrica. Hemos dejado claro que sabemos jugar con los pies”.
En el tema más deportivo, más de resultados, destaca el papel desarrollado por Japón en la pasada Copa de Asia, donde cayó en semifinales ante la todopoderosa Irán. El objetivo, en cualquier caso, es “superar la primera fase del próximo Mundial de Tailandia, justo la misma meta que han alcanzado los de fútbol en Sudáfrica. Tengo tres años más de contrato, hasta el verano de 2013, así que hay un buen margen de maniobra”. El ‘mister’ considera que este año no fue fácil porque “hubo demasiadas competiciones, me hubiera gustado tenerlas más adelante. Esta próxima temporada sólo tendremos amistosos, así que habrá más tiempo para trabajar en entrenamientos”. Uno de los problemas que se ha encontrado Rodrigo en tierras niponas ha sido que “no hay jugadores jóvenes de fútbol sala. Lo máximo que he conseguido es hacer una selección sub-24. Aquí, hasta ahora, el fútbol sala ha sido el destino de los jugadores de fútbol, los mayores o los poco afortunados, por lo que no había ni hay una escuela como tal”. Según el seleccionador de Japón, “hasta la Liga es muy nueva, sólo tiene 3 años”.
Otros de los asuntos con los que ha tenido que lidiar han sido y son la disciplina exacerbada de los japoneses y las trabas que ponen los clubes para dejarle a sus jugadores. En cuanto al primero, .Miguel Rodrigo comenta que “hacen exactamente lo que se les dice, son muy rígidos, les cuesta dejarse llevar por la situación. Tú les colocas en el campo, pero luego lo que buscas es que sepan reaccionar según las circunstancias, pero no, se bloquean. Aún así, estoy viendo avances”. Sobre los clubes, considera que “era un tema más de desconfianza que otra cosa. Ahora, que ya me conocen, estoy consiguiendo hacerles ver la importancia de que sus jugadores vengan a la selección”. Rodrigo también nos contó el principal problema que tiene el fútbol y el fútbol sala en Japón: “Es el tema de los pabellones, en el que se va la mayor parte del presupuesto (un 65-70%). No tienen pabellones propios, por lo que tienen que alquilarlos y con mucho tiempo de antelación. Si no, lo más probable es que acaben jugando cada partido en uno distinto. Eso, a pesar de tener buenos presupuestos, les condiciona mucho en el tema de salarios de jugadores. No pagan demasiado, lo que dificulta que haya extranjeros en su Liga”. Para hacernos una idea del coste de los pabellones, el ‘mister’ nos da dos cifras: “Cada entrenamiento cuesta entre 2.000 y 3.000 euros y cada partido puede llegar a suponer unos 12.000-13.000 euros”. Por último, quiso destacar una de las iniciativas de la Liga japonesa que está funcionando muy bien: “Se trata de la celebración de unas jornadas centrales. En concreto son tres, una al principio, otra en el ecuador y otra al final de la Liga. Esas jornadas las juegan en un único pabellón, en una de las grandes ciudades, por lo que los aficionados acuden en masa. Es como si celebraran varias supercopas”.
