Ricardo de la Vega; Psicólogo Deportivo y Profesor de la UAM

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Ricardo de la Vega; Psicólogo Deportivo y Profesor de la UAM

Autor: |23/12/2012|Categoria: Entrevistas técnicas, Magazine|

Ricardo de la Vega,   Coordinador del Departamento de Psicología www.futsalcoach.comLicenciado en Psicología (UAM)Doctor en CC. Actividad Física y el Deporte (UAM)Profesor de la Facultad Formación del Profesorado y Educación (UAM)Responsable del Área Psicología del Deporte del Rayo Vallecano de Madrid S.A.D.Profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol (FFM)Profesor del Máster de Psicología del Deporte (UAM-COE)

1. Ricardo, ¿a cuando nos tenemos que remontar por ver tu interés por la psicología del deporte? ¿Cual fue el motivo precursor de esa decisión?. En mi caso particular, la psicología del deporte fue, en un principio, un campo que me despertaba mucha curiosidad para explicar por qué yo mismo en ciertas situaciones tenía un mayor rendimiento y en otras menor cuando jugaba al fútbol. Más tarde, debido a una lesión importante en la rodilla, tuve que dejarlo y, al realizar la carrera de psicología, pude ir profundizando cada vez más en los contenidos e investigaciones que ya existían en psicología del deporte y que, fuera de España, estaba ya muy consolidada. Fue precisamente en este tiempo cuando me interesó cada vez más este campo, comencé a investigar, finalicé la carrera, iba realizando trabajos semiprofesionales, hice el Master en Psicología del Deporte (UAM-COE), el doctorado…, ¡hasta hoy!.

2. Como psicólogo eres un gran conocedor tanto del fútbol como del fútbol sala. Aunque haya personas, sobretodo procedentes del fútbol, que no vean divergencias. ¿Encuentras diferencias en el funcionamiento psicológico entre un deporte y otro con las cuales sea preciso trabajar prioritariamente?. Desde mi punto de vista, en los deportes colectivos de carácter abierto es la táctica la que vertebra el tipo de trabajo que se puede desarrollar desde el ámbito técnico, físico y, como no, psicológico. En este sentido, sólo desde un desconocimiento del fútbol sala que puede afirmar que el tipo de trabajo psicológico es el mismo pues es precisamente en la dimensión táctica en la que ya se aprecian muy claras diferencias. Sin profundizare en exceso, pero la dimensión espacio-tiempo en fútbol sala es de una importancia capital y la rapidez con la que desarrollan las acciones es impresionante. Esto provoca que el jugador deba tener una inteligencia táctica muy elevada, acompañado por una capacidad de interpretación del juego que, a diferencia del fútbol, debe ser mucho más “plástica” en el sentido de adaptarse cada vez a la situación de juego ante la que se enfrenta el jugador. De ahí a la discusión sobre la importancia de la atención y de la concentración, hay una línea muy fina a la que, si sumamos la repercusión cada vez mayor que tiene el fútbol sala, así como los intereses que se van suscitando a su alrededor, provoca, ahora sí, que haya aspectos comunes con el fútbol como la importancia de la preparación de las competiciones, del planteamiento de objetivos coherentes y de proceso, del control de la activación, etc. Por último, añadiría una variable que considero básica tanto en fútbol como en fútbol sala pero que, sin duda, en este último es básica: la necesidad de funcionar como un equipo, y no como un grupo. Estos conceptos, que se han desvirtuado mucho por un empleo inadecuado de los mismos, debemos recuperarlos en conjunción con los entrenadores pues aquí se encierra una de las claves del éxito en el fútbol sala de alta competición.

3. Desde tu punto de vista, y bajo una perspectiva global, ¿qué es jugar bien al fútbol sala? ¿Crees sin duda, y en esta misma línea, que los procesos cognitivos, tienen una relevancia indisoluta en este deporte?Desde mis planteamientos, jugar bien al fútbol sala puede resumirse en algo muy sencillo y que ya Bayer señaló hace un par de décadas (sin referirse, claro está, a este deporte): el equipo debe funcionar con fluidez en la fase ofensiva y saber contrarrestar al rival en la fase defensiva. Según esta idea, no existe un único “juego ideal”, sino que podemos hablar de diferentes ideas que, eso sí, deben desarrollarse desde la coherencia y el conocimiento del que plantea los entrenamientos, es decir, desde el entrenador. En cualquier caso, lo que sí que tengo muy claro es que para mí el concepto de jugar bien debe ir ligado a la idea de generar jugadores inteligentes en la cancha, que no sólo funcionen como autómatas y, o mucho me equivoco, o en algunos momentos tengo la percepción de que se están desarrollando estilos de entrenamiento que favorecen más el automatismo en detrimento de la creatividad, lo que resulta un problema esencial si nos centramos, por ejemplo, en el trabajo con la base. Respecto a la importancia de los procesos cognitivos en el fútbol sala, te diría que no es más que una extensión de su importancia en la vida misma, lo que sucede es que, en el caso del fútbol sala, para que realmente puedan comprenderse es imprescindible que entendamos los conceptos básicos del aprendizaje motor. Cuando actuamos, de un modo muy simplificado, estoy poniendo en funcionamiento ciertos programas motores que me permiten interactuar con el entorno en función de una gran cantidad de información que debemos aprender a procesar y que, en función del tipo de acción de la que estemos hablando, será regulada de un modo o de otro (básicamente en circuito abierto o cerrado). Esto implica que, cuando yo enseño un gesto o una acción del juego, deba enseñar a percibir los estímulos que son más pertinentes en cada situación, a poderlos analizar para tomar decisiones adecuadas, y a ejecutar la acción que resulte pertinente. En este contexto, abogo por una metodología reflexiva en la que sea el propio jugador el que tome el papel activo en su proceso de aprendizaje pues, de no ser así, cualquier sorpresa en el juego no podrá ser superada si no es el entrenador el que esté siempre corrigiendo.

4. En fútbol sala, debido a la dinámica tan cambiante que se produce durante los encuentros remontándose incluso partidos con más de dos y tres goles de diferencia, los últimos minutos de final del partido se muestran absolutamente decisivos. Además, no es infrecuente que el equipo que ha sido derrotado en los minutos finales en dos o tres encuentros relativamente inmediatos, caiga presa de una angustia que le hace cada vez más inseguro en esos momentos. ¿Hay técnicas de eficacia probada para mejorar el rendimiento del jugador en tales fases del juego?. Esta pregunta ha interesado desde hace tiempo a la psicología del deporte y ha utilizado varios modelos para explicar qué sucede. En líneas generales, la noción de nivel de activación ha permitido entender cómo es posible que la acción motriz de un jugador se vea radicalmente perjudicada en función de la situación contextual a la que se enfrenta, disminuyendo su rendimiento de un modo dramático. En este sentido, es muy relevante valorar que, en el caso del fútbol sala, hay que trabajar estos aspectos con todo el equipo, pues si uno pierde el control existe una probabilidad mayor de que el resto también lo puedan perder, lo que nos lleva a un fracaso mucho más probable. Respecto a como trabajarlo, hay muchos métodos que implican, tanto la enseñanza del control de la activación precompetitiva, a su dominio en situaciones estables y cerradas (por ejemplo un penalti), hasta técnicas de comunicación y de trabajo del liderazgo situacional, aspecto muy poco trabajado y básico en e fútbol sala. En cualquier caso, tan solo mencionar que, desde mis planteamientos, el trabajo esencial debe desarrollarse en la misma cancha a través de entrenamientos específicos, no de un modo “aislado” como tradicionalmente se ha ido realizando.

5. Parece sensato pensar que los deportistas de élite, y concretamente los jugadores de futbol sala, son hombres de gran seguridad que se crecen más cuanto mayor sea la cantidad de público que les observa y la tensión de los lances, véase el caso de interviú boomerang, donde parece ser que su motivación viene predestinada por la transcendencia del partido y por la presión ambiental, por ejemplo. ¿Es esto así realmente o es más abundante de lo que pensamos el número de “gigantes con pies de barro”? e igualmente ¿Es tan alto el poder de intimidación del público o tan primario el cerebro humano, o tan fuerte el sentido de “territorio”, como para justificar el distinto rendimiento como local y como visitante? En realidad un jugador de fútbol sala o de cualquier otro deporte, no es más que una persona como otra cualquiera con sus cualidades y defectos solo que se encuentra sujeto a unas condiciones de vida particulares que, cada semana, le dicen si está realizando las cosas de un modo adecuado o no. El problema es que, en el deporte profesional, esta referencia la marca el resultado y este hecho no es demasiado aconsejable porque depende de factores difícilmente controlables, por lo que debemos abogar por centrarnos en los procesos que dependen de nuestro control y que me permiten dominar, en mayor medida, la situación: el deportista que perciba que domina menos lo que hace, aumenta su probabilidad de sufrir mucha más ansiedad y de tener, como mencionas, “pies de barro”, que aquel que sabe programar de un modo adecuado su trabajo. En este trabajo, como es lógico, la colaboración con el entrenador la consideramos fundamental. Respecto a la pregunta sobre la influencia del público y de factores externos, lo importante es cómo percibe el jugador esa presencia: hay algunos que ven incrementado su rendimiento, a otros que no les influye en absoluto y otros que, sin embargo, ven su rendimiento dramáticamente descendido. Desde la Psicología del Deporte, este hecho se ha estudiado desde varias perspectivas que han abordado desde el estilo de afrontamiento situacional de los deportistas, hasta su personalidad (p.e. la diferencia entre los deportistas motivados hacia el éxito y competitivos, o los que se encuentran motivados hacia la evitación del fracaso). Por último, tan solo enfatizar que, como en cualquier otro ámbito de la vida, a mayor experiencia, mayor probabilidad de afrontar de un modo adecuado las situaciones si bien no se trata de una relación causa-efecto: mi experiencia profesional en el fútbol me ha hecho darme cuenta de que los deportistas manifiestan una imagen de sí mismos que es la deseable, la que el entrenador, el público y los compañeros esperan mientras que, en realidad, muchos no han desarrollado estrategias adecuadas de afrontamiento de la situación competitiva y deben trabajarlo siendo ya veteranos.

6. No es raro ver en la base, y en estudios publicados, como cada fin de temporada muchos niños abandonan la práctica deportiva o sus equipos, debido fundamentalmente a causas relacionadas con la motivación y las exigencias del entrenador en la forma de “… es que no nos divertimos en los entrenamientos…” o “….me gritaba y exigía demasiado…”¿Estamos ante malos entrenadores? ¿Existe una muy baja motivación en el jugador? ¿Es admisible que hay que reorientar la dirección de objetivos en los entrenadores del deporte de iniciación? Hay que diferenciar con mucha claridad cuáles son los objetivos que se persiguen y los medios que tenemos a nuestro lado para obtenerlos: es imposible obtener productividad de cualquier jugador sin motivación y, cuanto más joven sea, más necesaria es la práctica por el disfrute, por el propio componente lúdico y de placer que proporciona jugar al fútbol sala. Con el paso del tiempo, el problema es que las motivaciones extrínsecas tienden a controlar lo que hacemos y eso, como sucede también en cualquier trabajo, hace que la motivación intrínseca descienda y se produzca, en el caso de deportes de base, el abandono. Al mismo tiempo, según datos del grupo de trabajo de un excelente profesional de la psicología del deporte, el Dr. Álex García, una gran parte de los practicantes de deporte realizan lo que se llama práctica “amotivada”, es decir, que lo realizan sin estar motivados. El verdadero problema es, por lo tanto, realizar nuevos enfoques de trabajo en los que el entrenador tiene un protagonismo muy importante, pues debe ser un verdadero impulsor de la motivación que tienen los jugadores para practicar el fútbol sala y, como ya sabemos, la formación de los entrenadores resulta, desde cualquier punto de vista, necesaria y fundamental.

7. Todavía se pueden encontrar, en las charlas de la “previa” y del descanso de los partidos, por parte de algunos entrenadores (y también de algunos jugadores) alusiones a los, digamos, atributos sexuales del macho. ¿Consideras que estos mensajes son necesarios que sean manejados por los entrenadores o que es una costumbre a erradicar urgentemente?. Cualquier recurso que se utiliza de un modo repetitivo pierde, como sabemos desde hace mucho tiempo en psicología, su valor; es decir, que si un entrenador apela siempre a la “testiculina”, los jugadores acabarán por acostumbrase. El discurso comunicativo es fundamental y las habilidades de comunicación son la piedra angular sobre la que el técnico construye cómo quiere trabajar y cómo quiere que su idea sea trasmitida a sus jugadores. La idoneidad o no de este tipo concreto de discurso, siempre y cuando hablemos de fútbol sala profesional, estará en función de la situación y de la medida en la que el entrenador perciba que el nivel de activación de sus jugadores es bajo para el partido o entrenamiento que se vaya a realizar. En cualquier caso, también es cierto que hay estrategias alternativas a este empleo inadecuado del lenguaje para lograr los mismos objetivos, si bien es cierto que es un lenguaje muy directo y sencillo de interpretar por los jugadores añadiendo, además, un impacto emocional que suele ser elevado y que el entrenador debe valorar pues en cada jugador incidirá de un modo distinto.

8. En unas de las declaraciones realizadas por Fran Serrejón al proclamarse campeón de Liga con el Pozo de Murcia por segundo año consecutivo, hacía referencia al ambiente de vestuario, basando todo el éxito en que “somos una piña”, “somos un grupo de amigos”; incluso muchos entrenadores, al elaborar sus equipos, dicen que lograrlo será fundamental para triunfar en la temporada. Sin embargo, hay otro tipo de entrenadores, que basan más el éxito en el trabajo diario y en tener todas las estrellas del firmamento, donde la camaradería no tiene mayor transcendencia. ¿A qué crees que se debe esta gran diferencia de enfoque y/o percepción?. A todos los profesionales les gusta ir a un vestuario en el que se encuentren valorados y apreciados por el resto de sus compañeros y por el cuerpo técnico. De hecho, mi experiencia me dice que muchos problemas aparecen cuando los roles no están claramente establecidos y hay jugadores o integrantes del cuerpo técnico que perciben que su papel no es valorado por los demás. Por otro lado, como ya he mencionado en una de las preguntas anteriores, el trabajo relacionado con la creación de un equipo es fundamental y debe ser desarrollado de un modo profesional al igual que en las empresas se hace. Conceptos como la cohesión, el liderazgo social y de tarea, la asimilación del rol en el grupo o la cooperación y la competición “sana” deben ser, en este sentido, trabajados y desarrollados.

9. Finalmente, ¿qué opinión te merece al respecto el trabajo de los distintos psicólogos del deporte, crees que es un trabajo imprescindible para la obtención del máximo rendimiento en los equipos, o como se sigue diciendo en algunos círculos, “se puede pasar sin ellos”, ya que su trabajo no es del todo valorado?. El problema que han tenido muchos psicólogos del deporte es que, sencillamente, desconocían el ámbito en el que iban a trabajar, por lo que empleaban estrategias y herramientas inadecuadas. Es algo parecido a una persona que va a un taller con un coche, con una moto o con una bicicleta y, la persona del taller, pretende trabajar siempre con la misma llave inglesa: el resultado será una mala adaptación a la situación y, por lo tanto, un trabajo ineficaz. En este sentido, en la actualidad se tiende a la especialización por deportes concretos en donde el psicólogo del deporte conozca con profundidad, partiendo de ser un buen profesional de la psicología, el deporte en el que va a trabajar. Cuando se hace de este modo y el trabajo se integra como un complemento más al cuerpo técnico y con la aprobación prioritaria y necesaria del técnico, el resultado es, con mucha mayor probabilidad, óptimo.

Muchas gracias por todo Ricardo, esperamos que esta entrevista haya sido de tu agrado y que tus declaraciones puedan servir para dar la importancia que merece al trabajo de un colectivo como el tuyo

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