Quería mostrar a los jóvenes la importancia de saber golpear fuerte con el pie en el balón al hacer un pase largo y en diagonal. Este pase necesita llegar a tu compañero muy rápido y con dirección.
Coloqué al pasador a medio metro de la pelota.
Coloqué al compañero del pasador que iba a recibir el pase a 20 metros del balón.
Coloqué a un defensor oponente a dos metros delante y al lado del atacante receptor del pase.
Le dije al pasador:
«Cuando hagas el pase, el defensor intentará anticipar e interceptar el pase para ir al contraataque. Por lo que debes «saber» golpear la bola muy fuerte para que el defensor no pueda llegar, pero si finalmente puede interceptar el balón, que valla tan fuerte que el defensor no puede dominar el balón con comodidad para iniciar el contraataque».
Otro detalle:
No te será fácil golpear la pelota muy fuerte mientras estás a medio metro de ella. Practica y aprende cómo debes golpear la pelota para que alcance una velocidad muy alta.
Otro detalle:
Los demás defensores siempre te mirarán a los ojos con la intención de predecir dónde debes realizar el pase. «Engañalos.»
Atención:
Nunca me canso de decir esto a los deportistas jóvenes y adultos. «piensa en el juego». Piensa y no dejes de pensar. Dentro y a veces también fuera de las cuatro líneas. Coloca las fichas en el tablero y estudia las posibles reacciones de tus rivales al robar la bola que «debe ser tuya y de tu equipo» y lo que podrías organizar para «sorprenderlos».
«TENGA PASIÓN POR EL CONOCIMIENTO».
La fundamentación se vuelve extremadamente necesaria en los entrenamientos. Las discusiones académicas en exceso muchas veces omiten la verdadera importancia de los fundamentos individuales.
Más importante es decir que falló el esquema defensivo que afirmar que se perdió la pelota por un mal dominio o un mal pase, y de esta manera, como entrenadores, no nos esforzamos lo suficiente para estar más tiempo con aquellos que más nos necesitan. Sí, entrenar los fundamentos da trabajo y mucho.
Enseñar el trato de la pelota significa abrir horizontes, ver una luz al final del túnel para aquellos que muchas veces son desacreditados por muchos, e incluso por nosotros mismos.
Recuerden que el abandono duele, hiere, lastima el corazón. Trabaja entonces, profesor, el magisterio de tu fe. Que lo último se considere útil. Que lo invisible e increíble para muchos sea posible para ti.
Antonio José Azevedo “ZEGO”
