
El éxito es un proceso, no un evento. No hay un ejercicio mágico que haga que tu equipo «lo consiga». Estás acumulando días de construcción de tu modelo de juego, sistemas, procedimientos tácticos, conceptos,… a través de repeticiones significativas para construir buenos hábitos.
La verdad, como decía A. Machado, es un horizonte que buscamos en compañía de los otros, sin aferrarnos dogmáticamente a la verdad propia: « ¿Tu verdad? No. La verdad. / Y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela.» Busquemos una verdad crítica sí, pero de respeto y equilibrio pues nadie posee ninguna verdad absoluta. Entre otras cosas porque la verdad absoluta no existe.
Cuando llegué a la edad en que uno es capaz de pensar por sí mismo, me di cuenta de que la educación me había dejado la mente mal organizada y decidí reformarla. Desde entonces la tengo en obras. Y no veo el final. Pero creo que ahora no soportaría el orden.
El FÚTBOLSALA desde mi opinión está relacionado con el arte y no con la ciencia, porque la ciencia depende del maestro y el arte del alumno. Para que aparezca el maestro, primero tiene que aparecer el alumno, porque si yo pudiera enseñar a jugar al balón ya perdería estética natural. Sin olvidarnos, que lo estético no gana. Tenemos que estar dispuestos a hacer las cosas incómodas que conllevan ganar.
Creo que tener una sola manera de hacer como entrenador te facilita las cosas a ti. Tener más de una, facilita las cosas a los jóvenes jugadores aprendices. Nadie duda que la flexibilidad es un valor del aprendizaje. Me convertí en un entrenador mucho mejor el día que entendí que tenía que negociar con una realidad que no podemos controlar por completo.
No importa cuán grande sea el «sistema o los sistemas» de un entrenador, si no te conectas (y SE IDENTIFICA) con tus JUGADORES, ¡tu éxito SIEMPRE será temporal!
En el FÚTBOLSALA, como en la mayoría de los deportes de equipo, se necesita un sistema de relaciones e interacciones permanentes entre los diferentes elementos que intervienen en el juego. Además, estas interacciones deben realizarse de manera alternativa, con cambios permanentes y con el ritmo exigible. Entre otros deben considerarse elementos del juego y, en consecuencia, establecerse los mapas de relaciones entre ellos los siguientes: Jugadores del propio equipo y colaboración entre ellos. Jugadores adversarios a superar Balón de juego a conservar y comunicación eficaz Espacio de juego, a proteger o conquistar, Portería, objetivo final en la consecución de goles, Reglas de juego, a respetar. El conjunto de relaciones se manifiesta en el juego en cooperación directa interacción entre los compañeros del equipo y el juego de oposición del adversario. Variar y utilizar acciones de forma inteligente conduce al triunfo, debiendo evitarse, como norma única, un juego basado en acciones preestablecidas fácilmente controlables por el rival. Los buenos equipos, además de acciones variadas en el plano de la táctica, serán aún mejores en la medida que gocen de alto nivel técnico que, a su vez, será más eficaz con la base de una buena condición física y toda la preparación en su conjunto se optimizará al máximo con factores teóricos, psicológicos y de tecnología aplicada. Este proceso es conocido por los Entrenadores con experiencia y no supone en sí mismo ninguna novedad. Ahora bien, conducir el grupo es igualmente saber elegir entre los contenidos del juego para obtener el máximo rendimiento y es ahí donde radica el éxito. El proceso formativo (de la iniciación a la elite) debe orientar al jugador a adquirir conocimientos amplios y globales para, posteriormente, con el objetivo final de obtener rendimiento y resultados, elegir de lo adquirido lo más adecuado. El jugador en su formación, asimila conocimientos, destrezas y capacidades tácticas que poco a poco manifiesta en el juego, al tiempo que acumula experiencias; en definitiva, se va creando una riqueza táctica en sus comportamientos. Cuanto más amplíe su nivel cualitativo más fácil tendrá el camino para llegar a ser considerado como un jugador de alto nivel. Es a partir de este momento del proceso cuando el entrenador, que va a dirigir excelentes jugadores, tiene que aquellas conductas colectivas puntuales y concretas que equilibren al equipo y que, a su vez, se ejecuten con diferentes variables y un margen de creatividad. Ese es el reto en la alta competición
El FÚTBOLSALA, por tanto, es un sistema determinista ya que, aun siendo sensible al instante, presentan patrones de acción que se repiten, denominados invariables. Es decir, en medio del caos aparente, es posible sustentar regularidades organizativas, se puede diseñar una forma de jugar.
El sistema táctico sirve de estructura referencial para desplazamientos, lo importante son las relaciones e interacciones que se producen durante el juego, el sistema no marca el modelo de juego. La estructura cuando atiende a las capacidades de los jugadores es un elemento facilitador.
Oscar Cano
El FÚTBOLSALA por tanto es un gran misterio, puedes tener la combinación perfecta de talento y el mejor sistema, pero si los jugadores no tienen un sentido de unidad como equipo, tus esfuerzos no darán resultado. El vínculo que une a un equipo puede ser tan frágil, tan esquivo… y la peor parte de este juego es que puedes hacer todo bien y el marcador puede salir mal.
La principal función de la formación continua debería ser dotar a los entrenadores de la capacidad de respuesta creativa para gestionar la ambigüedad e incertidumbre de nuestro deporte y tratar constructivamente con múltiples perspectivas a veces irreconciliables.
La complejidad de todo está en el ¡cómo! Y para ello no hay recetas mágicas sino diferentes caminos, que se preocupan por la ascendencia del juego. La responsabilidad del jugador es adquirir jugando y la del entrenador es la de guiar comprendiendo.
Pablo Rota
Durante mucho tiempo hemos entrenado para entrenar, en lugar de hacerlo para competir
El entrenamiento debe orientarse exclusivamente a mejorar las condiciones del jugador en la competición. Todo equipo necesita un ancla. Un jugador que mantiene al equipo en tierra durante los altibajos de una temporada. El ancla del equipo mantiene la nave estable durante la tormenta.
Destacar también que el entrenamiento consiste en tratar de tomar las mejores decisiones para el equipo y luego ser responsable del resultado de esas decisiones.
Otra finalidad del entrenamiento es formar al jugador para ser apto para gobernarse así mismo, no un ser apto para ser gobernado por los demás. Porque el entrenador no “genera” el aprendizaje, solamente puede ofrecer las circunstancias óptimas para que este se produzca e incentivar a los jugadores para que se enfrasquen en realizar las acciones que los conducirán a alcanzarlo. Por eso, enseñar es ayudar a aprender.
Cada día estoy más convencido que la transferencia en el Entrenamiento en FÚTBOLSALA se produce en base a Contexto + Relaciones que en base a Objetivos y Conceptos. Las sinergias y su relación con espacios dinámicos. El área del cómo a través de los quiénes cada vez más importante.
La interacción de factores hace que no existan soluciones únicas, la demostración como herramienta es poco eficaz. E incluso interfiere en la medida que hace que el jugador detecte patrones que no son los deseados para acciones posteriores. Estoy seguro de que existe un ejercicio o tarea que ayuda a corregir cualquier error. Al igual que soy de la opinión de que existe una palabra o una frase adecuada para motivar cualquier acción. A veces, solo hay que tocar las teclas adecuada y las cosas comienzan a funcionar.
«No intento convencer a los jugadores, porque convencer es vencer. La persona se convence a sí misma. Lo que podemos hacer es inspirar, tocar alguna tecla. Esto es generar reflexiones, preguntas o despertar otra visión en los jugadores»
Vigil
Los entrenadores debemos crear un entorno y un conjunto de prácticas que alienten a los jugadores a mejorar. Enseñemos a los jugadores a desempeñarse al más alto nivel de su habilidad. No le demos a la mediocridad un lugar en nuestro programa. Bajar tus estándares para que no tengan que elevar los tuyos es perjudicial para todos. El trabajo en equipo / rendimiento siempre sufrirá. Hagamos que los altos estándares sean la única opción.
Cito con relación a lo anterior expuesto los 5 puntos críticos de Bobby Knight para sus jugadores y entrenadores:
- Los jugadores deben jugar a su potencial.
- Los grandes jugadores saben lo que hacen bien
- Conocen las fortalezas y debilidades de su compañero de equipo
- Comprenden cómo evitar perder
- Todos deben «ver y mirar» y «oír y escuchar»
En alta competición, un jugador debe ir más allá de simplemente trabajar duro. Deben entender que jugar DURO es una HABILIDAD. Jugar con un MOTOR Y ALTA ENERGÍA es una HABILIDAD. No tienes que tener talento para jugar DURO. Tienes que estar en buena forma. Es una ELECCIÓN que requiere dureza y disciplina. Una cosa es segura, ¡nunca ganarás siendo SOFT!
No obstante, en un FÚTBOLSALA inundado de tecnología, algoritmos y pantallas… Tal vez sea hora, que también se comience a bucear en la profundidad del lado más HUMANO del jugador: las emociones, los sentimientos, su desarrollo intelectual y social. Necesitamos entrenadores que puedan conectarse y generar entusiasmo e inspirar a las personas a disfrutar del juego.
Si tuviese que dar un sólo consejo a un jugador sería: «Juega con pasión, transmite, saca lo que llevas dentro y disfruta en la competición». Es genial tener pasión, pero debes dirigir esa energía hacia tu misión. La pasión alimenta la intensidad del jugador, nace de la motivación extrínseca e intrínseca simultáneamente
La actitud, el esfuerzo y la energía no son responsabilidad exclusiva de los jugadores. Están respaldados por un conjunto de características que son creadas y negociadas por jugadores y entrenadores. A veces los entrenadores organizan sesiones individuales brillantes para cambiar el comportamiento. Pero estas sesiones rara vez se repiten, y …
… el cambio de comportamiento no ocurre en 15 minutos. ¡Requiere múltiples 15 minutos!
En el FÚTBOLSALA actual al igual que en el fútbol y cogiendo las palabras de Lillo hemos sobrevalorado el esfuerzo. Los jugadores se han acomodado en un lugar, el del esfuerzo, donde saben que no van a ser criticados. Por eso, ya no se cuestiona el nivel de juego que muestran, sino cuánta entrega ofrece el jugador.
Merce Cervera (2001) dice que el pressing debe estar ligado a la organización y no al esfuerzo. El pressing se hace para correr menos, para economizar esfuerzo, partiendo de la organización. Se trata de que los jugadores ahorren energía para utilizarla cuando tengan el balón.
«Si mantenemos la posesión del balón sin riesgo de perderlo, es porque estamos defendiendo. Si tomamos el balón con el riesgo de perderlo es porque atacamos»
Paco Seirulo
CONTINÚA en la segunda parte











