Un buen entrenador es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.

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Un buen entrenador es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.

Nada de lo que escribo es original. Tomo de cualquier lugar o pensamiento que resuene con inspiración o alimente mi imaginación. En cualquier caso, recuerdo siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: “No es de donde sacas las cosas, es donde las llevas”.

Si algo me ha enseñado entrenar es entender que no puede darme capacidades que no tengo y a poner el foco en lo controlable. Salirnos de ahí solo genera frustración. Decir “No lo sé” o “no puedo controlarlo” y sobre todo sentirlo… nos hace mejores, en el fútbol sala y en la vida.

Crear una idea para tratar de controlar algo incontrolable, mediante proceso mecanizado, invisiblemente rígido, es muy diferente de estimular un contexto auto-dinamizado. 

Para saber Fútbol sala no basta con aprender… Hoy es necesario desaprender y a veces, re-aprender. Para aprender se necesita inteligencia, para desaprender valor y honestidad. Cuanto más tiempo estás en esta profesión, más comprendes que no sabes nada. Siempre estás viendo cosas nuevas. Al darte cuenta de que lo que hiciste se queda viejo, debes cambiar. Y un entrenador que no cambia es un entrenador en peligro.

Fútbol sala es PERCIBIR y DECIDIR. Un gesto técnico correcto, difícilmente puede ocultar una decisión equivocada. La experiencia es clave. Y como dijo Aniekee Tochukwu, “nadie te puede enseñar lo que no puedes percibir. Curiosamente soy de los que creen que los grandes misterios del deporte siguen siendo descubiertos por los grandes deportistas.

“Enfrentarse con valentía a un rival más fuerte es la lección para cuya enseñanza el deporte, como institución cultural, fue inventado”

(Coetzee)

 

El protagonismo del jugador tiene que ser la base del aprendizaje para aprender a aprender.

El aprendizaje es resultado de lo que el jugador hace y piensa y solo de lo que el jugador hace y piensa. El entrenador solo puede promover el aprendizaje influyendo sobre lo que el jugador hace y piensa. Los jugadores deben adaptarse a su entrenador, PERO los entrenadores deben tener una mentalidad abierta sobre sus jugadores. Cada año y equipo trae nuevos desafíos y una nueva dinámica. Debemos estar dispuestos a cambiar y adaptar su intencionalidad táctica. Tienes que entrenar a los jugadores que tienes, no a los jugadores que desearías tener.

En las sesiones magistrales del profesor Paco Seirul·lo, director del área de metodología del entrenamiento en el Barça, siempre se escucha una frase que retumba en las aulas: “Debéis esforzaros en construir un proyecto que permita a los jugadores que se enamoren del juego, que digan: esto es lo más bonito que hago en mi vida. No que se diviertan; que se enamoren, que es distinto”. Por lo tanto, lo importante no es el método, sino la forma de trasmitir y vivir cada una de las tareas. Entrenar con energía y pasión para jugar con energía y pasión. Por ello, uno de los desafíos más importantes para el entrenador es saber transmitir su idea de juego acompañada por la emotividad con la que trabaja en los entrenamientos con esto, el MdJ se irá fortaleciendo día con día.

  • IDENTIDAD: QUIÉN eres => Invariable
  • IDEA DE JUEGO: QUÉ intenciones OF(3) / DF(3) => Versátil
  • MODELO DE JUEGO (MdJ): CÓMO llevarlo a cabo => Adaptable

“Se necesita un gran conocimiento para darte cuenta de tu propia ignorancia, aunque muchos prefieran pagar por entretenerse que por instruirse”

(Robert Savage)

 

Paco Seirul·lo también asegura que las condiciones en las que se practican las tareas de entrenamiento, son las que determinan la virtual eficacia de los estímulos propuestos por el entrenador en la práctica, pues es lo que conduce a la autoconfiguración de la estructura funcional del deportista.

Recordemos que la disciplina se mide en horas de trabajo, la concentración debe medirse en minutos y la superioridad en una competición se mide en instantes.

Tampoco debemos olvidar en el aprendizaje que no existe ninguna forma de rendimiento deportivo que se desarrolle sin el componente y el efecto recíproco de la coordinación (dependiente del aprendizaje) y de la condición física (dependiente de la adaptación) (Domínguez, 2009).

Otro apunte que quisiera destacar: de observar lo simple y lineal hemos de pasar a observar lo complejo: todo tiene que ver con todo y no sucede nada que no pueda suceder, pero las interacciones entre los jugadores son interacciones, no son acciones. Siempre oímos decir: esto es una acción del juego. No, no es una acción: es una interacción. Porque cuando yo hago una cosa sobre ti cambio cosas tuyas, y tu cambias cosas mías.

En el fútbol sala, las oportunidades de acción surgen de la complementariedad de las relaciones de los jugadores sobre la cancha de juego y, todo ello, en un entramado dinámico (Echezarra et al, 2004).

Un entrenador no solo es quien da respuestas, ni aquel que impone su saber, sino quien nos abre la puerta de la lógica y del conocimiento del juego. Un entrenador lo es por lo que sabe, pero sobre todo porque hace posible saber.

“Lo complejo es mucho más fértil que lo simple. Lo simple está sometido al principio de entropía, va siempre del orden al desorden. Lo complejo en cambio es capaz de generar orden a partir del caos”.

(Antonio Escohotado)

Las Tareas de Entrenamiento y sus Procesos Emergentes

Nuestro deporte es abierto y complejo y los Sistemas Complejos son un sistema formado por partes INTERCONECTADAS o interdependientes, a partir de las cuales EMERGE un comportamiento colectivo con propiedades distintas a las que se tienen por separado ”nuestro objetivo de estudio es la organización viva y, por tanto, nuestro interés no se centrará en las propiedades de los componentes, sino en los procesos y relaciones entre los procesos realizados entre componentes.

Abordar el entrenamiento desde una visión compleja privilegia los vínculos, las relaciones entre los elementos teniendo en cuenta el entorno, por lo que es un punto de partida para la observación del juego y el diagnóstico de su método.

Cuando se proponga un ejercicio, la atención del entrenador debe destinarse a mejorar la interpretación personal que cada jugador realiza de los acontecimientos ambientales que le rodean. Si el jugador está más pendiente de entender la tarea que de jugar al fútbol sala es que algo estamos haciendo mal. Diseñar situaciones de repetición en el contexto de ejercicios que obliguen a diversificar las condiciones de ejecución, aproximándose a la situación de juego.

“la ciencia del juego es intuición exacta del momento oportuno”

(Vernes, 1996)

Por ello, cómo entrenadores debemos conseguir que las tareas provoquen muchas veces el problema a resolver (objetivo). La calidad de la tarea reside en que esto suceda con el menor número de normas/reglas/restricciones posibles.

¿Por qué? La experiencia me dice que cuantas más normas/reglas necesitamos para provocar comportamientos, menos tiempo pasa el jugador “pensando en el juego” y más “pensando en las normas/reglas”. Lo cual reduce el aprendizaje real y la transferencia a la competición

Objetivos: 1- Fomentar autonomía y creatividad en el jugador a la hora de resolver problemas mientras JUEGA. 2- Diseñar tareas con varias soluciones a problemas provocados con pocas normas. Así, la carga cognitiva va enfocada a RESOLVER pero siempre en un mismo escenario: el juego

Por eso diseñar bien es tan difícil. Nuestro ego nos hace presentar tareas dónde: o el jugador se equivoca poco, cuando el error es nuestra arma más potente a la hora de aprender; o el jugador se equivoca mucho en contextos diferentes donde los errores se dispersan.

Repetir con repetir. No olvidemos que si repetimos elementos específicos de nuestro juego debemos siempre variar el enfoque. Porque si sigo haciendo lo mismo una y otra vez, eventualmente el rival lo interpretará y te sorprenderá. Leí una cita sutil al respecto de Damian Farrow “cuando el entrenamiento diario se vuelve tedioso y aburrido, los jugadores se comportan como vacas vivas. Entran todos los días, se ordeñan y salen. Hay muy poca participación del jugador en el proceso”.

La única certeza en este juego es la incertidumbre. Por lo tanto, la “práctica perfecta” no es conos coordinados por colores o cero errores, es aprender a vivir y sobresalir en el caos de la competencia. El desafío es desarrollar jugadores que se adapten al cambio en lugar de depender de la rutina. En lugar de entrenarnos en la incertidumbre, el hábitat natural por el que discurre la competición, nos aferramos a lo que no existe: la seguridad. Nada resulta + dañino para una competición que la previsibilidad, pues ataca la esperanza de ser sorprendido (la incertidumbre es necesaria).

¿Entendemos la variabilidad? La variabilidad no es una adición descuidada de disturbios a un movimiento o habilidad. Al igual que la habilidad original, debe tener un propósito y, eventualmente, consolidarse en la entrega subconsciente de esa habilidad cuando se le solicite.

Mis mentores me mostraron a través de sus acciones que los entrenadores facilitan el aprendizaje no con sus instrucciones, sino con sus sesiones bien diseñadas. Los entrenadores no enseñan creatividad sino que la nutren. Fui testigo de cómo jugaban al ajedrez con sus jugadores mientras los empoderaban para ser más que peones.

También, usar el lenguaje correcto es muy importante al transmitir ideas / conceptos. No importa cuánto sepa, si no puede comunicar sus pensamientos, es mejor que no sepa nada. Creo que demostrar y atraer la atención de los jugadores a ejemplos, con explicaciones (preguntas guiadas, etc.) es más importante que un lenguaje específico. El lenguaje puede cambiar de un entorno a otro; la acción y el razonamiento / lógica / concepto detrás de él no lo harán.

Cada jugador debe tener una idea de cómo funciona el conjunto y un buen entrenador deberá saber transmitir esta idea general para que el jugador sepa dónde encaja, cuál es su contribución y qué relación tiene con aquellos con los que interactúa. En aprendizajes de tareas que requieren de un cambio conceptual, el método de descubrimiento puede ser más efectivo siempre y cuando esté pautado y guiado por el entrenador, lo que se denomina “descubrimiento guiado”.

Provocar que el jugador eficaz sea aquel que es capaz de identificar en cada tarea las modificaciones del entorno de competición y adaptar su actividad motriz a las condiciones a las que se ve sometido. Nunca tienes tanto talento que puedes ignorar los fundamentos. Una vez que “lo haya logrado”, aún necesita trabajar en sus fortalezas y evaluar críticamente su juego para convertir sus debilidades en fortalezas. ¡El proceso termina cuando terminan los deportes!

Si jugamos a que los jugadores tengan que leer y reaccionar no puedes dar 10 opciones diferentes, con 3 opciones es bastante. Hay que llegar al punto en que jueguen sin que se note que están pensando. Es clave en momentos concretos del juego no parar el balón. Recibir y saber ya si hay que controlar el balón, pasar, regatear, conducir o chutar. Los jugadores que más mejoran tienen: autoconciencia para comprender su debilidad y la humildad para aceptar y hacer algo al respecto.

“Los jugadores inteligentes anticipan. Los jugadores poco inteligentes reaccionan. Siempre. Si piensas más rápido, siempre eres más rápido en el campo. Si reaccionas, siempre llegas demasiado tarde. Sepa lo que va a pasar, no lo que ya sucedió”.

Peter Bosz (Guardian, 2017)

Empezamos a que aprendan el juego sin balón. Y los primeros ejercicios son de lectura del defensor y contacto. Ya llegará la ocupación de los espacios. Primero: APRENDER A LEER AL DEFENSOR.

Otro apunte, a mis jugadores les decía que tener una mentalidad competitiva y mayor esfuerzo en la cancha de juego es correr diez veces el contraataque sin que te la pasen hasta que el pasador aprende a pasarla. No se debe enseñar el PASE difícil, menos explicarlo. Lo que se debe saber es que en las acciones de juego el rival genera el espacio a través de sus movimientos. Aparece solo. Aprovéchalo.

A la mayoría de los jugadores les gusta más tener un balón en sus pies que defender, pero quizá el problema sea que, como entrenadores, no sabemos motivarles para que vean la defensa como una oportunidad de recuperar el ansiado balón… Si en algo debemos profundizar es en el trabajo defensivo. Para mejorar el ataque, es necesario que en los entrenamientos se den situaciones que permitan la CREATIVIDAD. Esto se consigue con defensas que busquen forzar errores… Que PERMITAN QUE PASEN COSAS¡

Los equipos exitosos continúan buscando un equilibrio entre ser efectivos en el contraataque y recuperar el balón rápidamente para defender / prevenir el contraataque. Se enfocan en ser efectivos en los 2/3 segundos posteriores a la victoria o pérdida del balón.

Respecto a la toma decisional, gira en torno a una serie de preceptos: el balón (poseedor), los compañeros (ayudas), el espacio/rival y, por último, en qué lugar de la cancha de juego nos encontramos, independientemente del modelo de juego o la estructura plasmada en la cancha de juego. Fútbol Sala no es una sucesión de jugadas (…)

➝ ¿Dónde está ⚽️?, y en qué situación?

➝ ¿Dónde están los oponentes?

➝ ¿Y nuestros compañeros?

➝ Distancia entre ⚽️, oponentes, compañeros (…)

➝ Y cuando ⚽️cambia de sitio, es una nueva situación…

Los equipos cuyos jugadores se ordenan con base al balón son mucho más complejos que aquellos donde sus jugadores sólo actúan en una zona determinada de juego que el entrenador considera que es su zona de acción exclusiva.

Concluyendo, un buen entrenador es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer. Os transmito unas pautas de unos de mi referentes del aprendizaje de los deportes de equipo Gabo Laiza y de otros entrenadores…

  • Es fácil obtener ventajas en Fútbol sala, lo difícil es saber aprovecharlas. El dominio del espacio en todas sus vertientes es una capacidad fundamental para el juego. Toda actividad táctica se articula a partir de las ubicaciones de los jugadores en espacios concretos y sobre distancias o espacios a recorrer.(J. Antón)
  • Que el jugador tenga la capacidad y libertad de decidir. Y debe saber qué quiere provocar el entrenador con cada situación.
  • Involucrar ofensiva y defensivamente a la mayoría de los jugadores.
  • Potenciar virtudes de los jugadores no solo iniciales, sino guiar a la optimizan de cualidades que creemos que en el futuro pueden y deben tener.
  • Crear sentimiento de pertenencia a un grupo, a una idea de juego y a una filosofía: al espíritu colectivo, a la presión intensa y al repliegue rápido… LA LOCURA.
  • No esperar el error del rival, tratar de ser nosotros los responsables de que los oponentes yerren.
  • Incorporar conceptos de táctica colectiva no estructurados, semi-estructurados y estructurados, de manera que el jugador alcance una cultura y bagaje del futbol sala amplios.
  • El modelo de juego, no es el posicionamiento de los jugadores sino la forma en que se relacionan entre sí.
  • Incorporar hábitos en el jugador que vayan en relación con nuestra idea del juego: generosidad, valentía, alegría, solidaridad, esfuerzo,..
  • No negociar 1×1 en buenas disposiciones: si es una buena decisión la premiamos, sea el segundo 5 o en el segundo 24
  • Aprovechar los 40 x 20 m de cancha de juego para ser un incordio y no relajarnos nunca: ofensiva y defensivamente. CORRER. NO PARARSE. O AL OPONENTE.
  • Si quieres aumentar la velocidad del juego de tu equipo, tendrás que desarrollar mentes más rápidas que pies más rápidos.
  • Que todos los jugadores se sientan protagonistas
  • Diferenciar los comportamientos, normas, principios y conductas en función de las fases del juego: contraataque, transición ofensiva, ataque posicional, balance defensivo, transición defensiva y defensa posicional. Sin olvidar las ABP.
  • Incorporar conceptos que el jugador adquiere como propios y le permitan no estar parado en ningún momento, facilitando acciones del jugador con balón, acciones propias o facilitadoras de recepción y control del balón.

La manifestación táctica del fútbol sala no cabe en una foto, en un fotograma o en un vídeo de 1 minuto. Lo trascendente no se ve tan fácilmente y lo que no importa brilla con una luz que no merece. Aculturación de análisis y analistas en medios y en foros que no transmiten lo que deberían.

Hay una idea errónea sobre el trabajo en equipo. El trabajo en equipo es la capacidad de tener diferentes pensamientos sobre las cosas; es la capacidad de discutir y ponerse de pie y decir en voz alta y fuerte lo que sientes. Pero al final, también es la capacidad de adaptarse a lo que es mejor para el equipo, porque el gran liderazgo implica tres cosas: la capacidad de darse cuenta de cuándo estás equivocado, la voluntad de aprender de ella y el deseo de cambiar de rumbo si es necesario.

En todos los años de investigación, el objetivo nunca ha cambiado. “¿Cómo puedo agregar a lo que ya he aprendido y seguir ampliando el espectro del conocimiento?” No tenemos respuestas, solo interrogaciones: Rafael Pol se pregunta “¿Por qué se entrena la técnica en ausencia de fatiga? ¿Por qué entrenar la táctica intentando eliminar la fatiga? ¿Por qué valorar la resistencia de forma aislada al juego? ¿Estamos entrenando la técnica para el minuto 1?”. La propuesta es seducir a los jugadores y que recuperen la pasión y vuelvan así al juego intencional. Y dejar el pasar por pasar para que con el pase pasen cosas.

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