Nunca seas demasiado grande como para dejar de hacer las cosas pequeñas que se necesitan hacer. La competición es como una relación, si quieres ganarla (tenerla) tienes que estar por ella, cuidarla los pequeños detalles y nunca pensar que la tendrás seguro.
Decía Steve Kerr «no hay ninguna fórmula secreta. Ganas por concentración, esfuerzo y atención a pequeños detalles». Así mismo Julio Velasco expone «saber de un deporte ni siquiera implica haberlo jugado bien. Hay que conocer sus detalles y saber porque las cosas funcionan». Si, y además tenemos que añadir que para ser competente debes tener la habilidad de “telescopio”: presta atención a los detalles pero manteniendo la vista en la imagen completa.
Es evidente que los entrenadores atravesamos el desorden y el caos. Es preciso dirigir nuestra atención a los detalles que marcan la diferencia. Darle la importancia que tiene a cada detalle del juego y saber que está pasando en cada momento del partido, lo que muchos definen lectura de juego.
En el deporte, siempre los tenemos muy presente. Cuando hemos realizado un gran trabajo en los entrenamientos, previos a una competición o al partido del fin de semana, sabemos que podemos no funcionar bien en la competición. Sabemos que, si los otros competidores están más “finos” que nosotros o que el equipo rival está más “acertado”, todo el trabajo realizado puede haber estado muy bien, pero no servirá para alcanzar el resultado pretendido. La diferencia está en cómo haces que tus jugadores jueguen como saben y en la disposición que tienen que jugarlo.
El éxito y el fracaso están separados por pequeños detalles. El miedo a fallar constituye, más que una emoción, una creencia del jugador asociada a una respuesta de miedo ante la posibilidad de cometer un error a la hora de decidir (una anticipación, una pérdida tuya y un acierto del rival, los milímetros en los que te la juegas,…)
Como entrenadores nuestras explicaciones en ejercicios no solo se deben centrar en la rotación y pedir intensidad… malo!.
Y los detalles? Os pongo un ejemplo, la defensa es corrección y detalle. Cada jugador tiene que tener una distancia para defender. No todos tienen las mismas piernas.
A continuación con una historia intento comprender que el entrenamiento y la competición como en la vida, los pequeños detalles alcanzan grandes logros! Aprovecha cada sesión y no dejes al azar ningún detalle!
Cuenta una leyenda que en una ocasión se produjo un gran incendio en un bosque de bambú.
El fuego formaba llamaradas impresionantes, de gran altura.
Una pequeña ave que allí habitaba fue al río cercano, mojó sus alas, voló sobre el gran incendio y empezó a agitarlas para apagarlo.
Iba y venía del río al bosque una y otra vez haciendo lo mismo, agitar las gotitas de agua de sus alas.
La gente se extrañaba al verla. No entendían lo que hacía.
¿Cómo una pequeña ave, con sólo unas gotitas de agua, quería apagar el tremendo fuego que asolaba el bosque?
Incluso los dioses del fuego y la lluvia se quedaron sorprendidos.
Por lo que le llamaron y preguntaron:
» ¿Por qué haces esto?
¿Crees que con unas pocas gotas conseguirás apagar el fuego?
No podrás lograrlo».
La pequeña ave, muy humilde, contestó:
«Nací en este bosque. Es mi vida. Es mi amor.
Me ha enseñado mi naturaleza y me ha dado todo mi ser.
Es mi origen y mi hogar.
Y voy a morir lanzando gotitas de amor aunque no pueda apagar el incendio».
Al escucharla los dioses entendieron por qué lo estaba haciendo.
Se sintieron felices y provocaron una gran lluvia que apagó el fuego.
Así es en nuestro deporte y la vida misma. ¿No lo crees?
¿Por qué subestimamos las pequeñas gotitas?
¡La importancia de lo pequeño!