El futbol sala es PERCIBIR y DECIDIR. Un gesto técnico correcto, difícilmente puede ocultar una decisión equivocada. La experiencia es clave, pero lo curioso es que puedes tener mucha experiencia con 25 años de edad o nada con 35. Esta depende del aprendizaje y ajustes hechos, no de los años de PRÁCTICA.
Es habitual leer o escuchar que la etapa de máximo rendimiento del de cualquier jugador de futbol sala, incluido el portero es a partir de los 27-28 años.
Esta afirmación NO se debe a que en esta edad la forma física de los jugadores o del portero alcance su nivel óptimo, o que su técnica sea más perfecta, o que su personalidad este plenamente madurada, sino que se debe principalmente a su EXPERIENCIA.
Adquirir experiencia sólo con la teoría es como intentar quitarse el hambre leyendo el menú.
¿Qué es la experiencia para estos jugadores? Es el “archivo” de su memoria motriz, en el cual están clasificadas un gran número de respuestas eficaces ante situaciones que se han ido repitiendo en los entrenamientos y en la competición, hasta dejar huellas significativas en su memoria. Cuanto más lleno esté su “archivo” más preparado estará́ para dar respuestas y afrontar de forma exitosa su principal cometido: INTERACTUAR EN EL JUEGO EFICAZMENTE.
El aprendizaje proviene de la experiencia, todo lo demás es información. Por ello, deben adquirir conocimientos tácticos y capacidades tácticas, asimilar destrezas tácticas, acumular experiencias y utilizar razonamiento táctico.
El camino del progreso eficaz del jugador no es el de acumular conocimientos sin más. La clave está en la INTENCIONALIDAD con que se actúa. Si nos referimos al entrenamiento técnico, MEJORAR LA EJECUCIÓN implica que durante el entrenamiento técnico debe convivir dos exigencias antagónicas: La eficacia mecánica y la ejecución adaptativa.
Al hablar del trabajo específico de táctica individual de los jugadores y del portero, la mayoría de entrenadores pensamos que este aspecto ya se trabaja en el entrenamiento colectivo, y en parte, así́ ocurre; pero es erróneo ya que en los entrenamientos NO se dan todas o la mayoría de situaciones que estos jugadores se va a encontrar en la competición. El problema radica en que estas situaciones son entrenadas de forma totalmente global, con lo cual este tiene una gran dificultad en asimilar todos los estímulos recibidos y crear una serie de patrones motrices eficaces de forma consciente (única forma de mejorar tácticamente), que le permitan ir almacenando en su memoria respuestas correctas ante situaciones similares a las del entrenamiento y que se van a dar también en la competición.
La habilidad adaptativa es la capacidad del jugador para gestionar la incertidumbre, es decir, la capacidad de aplicar con flexibilidad y creatividad los conocimientos y las habilidades adquiridas en una variedad de contextos y de situaciones del juego.
Aprender sin hacer no es aprender
“Jamás se ha emborrachado nadie a base d comprender intelectualmente la palabra vino”.
– Anthony de Mello.
Los jugadores no deben olvidar que NO aprenderán si no lo hacen experiencia. Un jugador experto compitiendo deja de pensar, conoce, lo domina. Por tanto, es preciso que los jugadores aprendan a comprender la complejidad del juego, porque en la competición podríamos decir que ser competente es saber lo qué hacer cuando no sabemos qué hacer.
La dimensión de la experiencia queda totalmente despachada por un saber prêt-à-porter, siempre disponible, que, de hecho, genera anorexia mental, rechazo de la búsqueda del conocimiento en el nombre de su adquisición sin esfuerzo.
– Massimo Recalcati
La experiencia aumenta nuestro conocimiento, pero no disminuye necesariamente la cantidad de nuestras equivocaciones. En los momentos turbulentos de la vida como en el deporte, aprendemos que la verdadera EXPERIENCIA es todo aquello que consigues cuando no obtienes lo que esperabas.
La «experiencia del fracaso» es el invisible trofeo de los valientes y los ganadores.
«Un experto es un hombre que ha dejado de pensar: sabe»
– Frank Lloyd Wright
El jugador experto es aquel que ha cometido muchos errores en un área muy pequeña.
Conformar un equipo de calidad, cohesionado, joven, equilibrado, con ambiciones y con la dosis justa de experiencia, con su propio estilo debe ser nuestro objetivo.
«Aprender a jugar equivale a acumular experiencias en las situaciones fundamentales del juego»
– Dietrich (1978)
No podemos olvidarnos de la importancia de creer es crear. Creencia es mucho más que una idea, es una experiencia anclada en el inconsciente, certeza que te sostiene sobre una evidencias incuestionables. La confianza en recuperarse de un error no es un rasgo de personalidad sino una habilidad aprendida; hay que experimentar a través del error.
Resumiendo podemos decir que el éxito es el resultado de decisiones acertadas que se adquieren con la experiencia y esta es a su vez el resultado de las decisiones erróneas.
Excelencia = Maestría.
Ningún entrenador o experto te hará grande o imparable a menos que hagas tu trabajo.
– Tim Grover
Con un objetivo, se requieren al menos diez años de práctica deliberada y esfuerzo para alcanzar el nivel de deportista experto. Y un maestro se diferencia de un experto fundamentalmente en que, siendo experto, se concibe como principiante.
Lo que se desprende de estos estudios es que 10.000 horas de práctica es lo que te convierte en maestro de algo.
– Daniel Levitian (neurólogo)
Entrenadores expertos
Formarse tiene magia: nuevos conocimientos, nuevos ángulos y nuevas personas en tu vida, donde compartir dudas, conocimientos y experiencias. No obstante, creo que los entrenadores y jugadores son mejores profesionales después de una experiencia dura/negativa, pero son peor valorados en general. Debemos aceptar que un entrenador Experto no es el que sabe hablar de algo, es el que obtiene resultados.
No hay manuales, ni cursillos cortos para ser un buen entrenador. No hay soluciones mágicas, ni caminos fáciles. Llegar a serlo es un proceso largo, altamente contextual, lleno de incertidumbre y conocimiento tácito. Y todos los entrenadores tenemos la capacidad interna de mejora.
«La mente del principiante tiene muchas posibilidades, la del experto sólo unas pocas»
– Shunryu Suzuki
Tu valía como entrenador = (Conocimiento + Habilidad) x Actitud. Lo que sabes y tu experiencia suman; pero tu ACTITUD multiplicará tu valor.
He aprendido a callar más. A veces es más conveniente dejar jugar que ser Mr. Coach.
– Gregg Popovich
Lo triste, es que cuando llevamos puesto el traje de experto dejamos de escuchar.
Un entrenador no solo es quien da respuestas, “ni aquel que impone su saber, sino quien nos abre la puerta de la lógica y del conocimiento del juego… Un entrenador lo es por lo que sabe, pero sobre todo porque hace posible saber”.
Y como en cualquier deporte, la primera razón para jugar a futbol sala debería ser el placer que da esa experiencia. No obstante, no midamos el aprendizaje en FS Base por lo que son capaces de almacenar, sino por lo que son capaces de hacer, aplicar, razonar, experimentar,… La mejor manera de despertar el estímulo por APRENDER en nuestros jugadores y jugadoras es crear entrenamientos y experiencias que faciliten el aprendizaje autónomo. Además los jóvenes deportistas deberían experimentar 3 tipos de responsabilidad: ante las normas, ante el grupo social y ante sí mismo.
Las experiencias deportivas son un derecho de los jóvenes deportistas más allá de su nivel de competencia o de rendimiento. La experiencia no es incompatible con la ilusión, ni mucho menos, las ilusiones no tienen final en el tiempo, los objetivos sí.
«Un fracasado es un hombre que ha cometido un error y no es capaz de convertirlo en experiencia»
– Elbert Hubbard
La falta de reconocimiento de la figura profesional del formador perjudica el hecho de que haya expertos formadores…