1- Utilización estratégica
Es la pregunta que nos hacemos todos los entrenadores, en el momento decisivo del partido. ¿Cuándo se debe solicitar un tiempo muerto?. Parece claro que la mayoría de los expertos contestarían rápidamente que cuando se esté perdiendo y el contrario nos hace un parcial de uno o dos goles seguidos y da la impresión de que empieza una cuesta abajo del equipo. La cosa no es tan simple, hay otras muchas opciones y posibilidades y por ello vamos a intentar desarrollar y comentar algunas de las numerosas posibles.
La virtud y oportunidad en la utilización de los tiempos muertos, hace grande a algunos entrenadores que saben de la importancia y repercusión que tienen estos momentos para el futuro del partido. Consideramos, de forma general, que el conocimiento de su propio equipo, del equipo rival y la marcha del encuentro nos dará el momento oportuno de pedirlo, y que por supuesto no tiene que ser exclusivamente cuando tu equipo encaje un parcial negativo. Más bien cuando el entrenador sepa a ciencia cierta que sin su intervención no será posible cambiar el ritmo de juego y con él el resultado final. En ese momento se debe solicitar, y colocando adecuadamente a sus jugadores, cosa de la que hablaremos más adelante, se les explicará que está ocurriendo, por qué está ocurriendo y que hay que hacer para que no ocurra más. ¿Casi nada?. Y eso en apenas 60 segundos.
Por el contrario inmiscuirse en el juego sin necesidad, y molestar a los jugadores inútilmente, puede ser un gran error que se paga más adelante. En definitiva lo importante es saber utilizarlos oportunamente, de forma que al final del partido se tengan aun posibilidades de ganarlo.
En el caso de que se trate de dar una información puntual a un solo jugador, es más aconsejable hacer un simple cambio por uno de los cambios del banquillo y volver a retornarlo a la cancha una vez dadas las instrucciones pertinentes.
No merece la pena agotar nuestras posibilidades de información al equipo, cuando reglamentariamente sólo disponemos de uno por mitad de encuentro, cosa que no ocurre en otros deportes como el baloncesto y el voleibol.
Un entrenador que abusa de la utilización de los tiempos muertos sin razón hace que sus jugadores le resten importancia al mismo cuando éste sea en verdad un momento decisivo.
Finalmente voy a enumerar algunas de las causas razonables para solicitar Time-Out de equipo, comentándolas una por una:
- Cortar el ritmo del contrariosería la primera razón y las más utilizada, para muchos entrenadores la única causa, como ya hemos comentado anteriormente. El contrario nos hace un parcial claramente a su favor y se quiere cortar esta racha. Está bien, pero a esta regla tenemos que añadirle una excepción y es el de los comienzos de los partidos. Muchas veces comenzamos jugando bien e incluso se está llevando a rajatabla el plan de juego escogido, pero el equipo no marca. No importa, lo único que está pasando es que ambos equipos se están aposentando en la cancha y el nuestro tarda algo más que el del contrario. Este marcador en contra no es en ningún caso decisivo y antes de los 10′ seguro que se habrá enjugado, por ello en esta situación no hará falta pedir Tiempo Muerto.
- Preparar una estrategia concreta.-Nos estamos refiriendo a esos momentos finales del primer tiempo o a los momentos decisivos del partido y sólo queda un ataque, a nosotros o al contrario. Y es necesario dar instrucciones puntuales sobre una jugada ofensiva, o un planteamiento defensivo sorpresa en el caso en que nos tocara defender y estamos ganando. Puede ser determinante para ganar el partido.
- Dar un descanso a los jugadores.-Es quizá otra de las razones más utilizadas en la petición de Tiempo Muerto. A pesar de que el equipo esté jugando bien, hay un momento del partido en que notamos un excesivo desgaste físico, que puede ser peligroso para afrontar los últimos momentos del juego. Por ello es preciso tomarse un respiro y dar un pequeño descanso al equipo, eso sí, sin perder en ningún caso la tensión por parte de los jugadores. La excepción a esta regla sería solamente si notamos que el equipo contrario está más cansado que el nuestro. En ese caso es mejor seguir jugando, ya que detener el juego significa darle una oportunidad única para que el contrario pueda recuperarse, lo que sería un gran error.
- Cuando nuestro equipo está desorganizado.-Esta situación suele ocurrir con frecuencia cuando el equipo contrario ha cambiado repentinamente su forma de jugar, sorprendiéndonos totalmente, con un nueva táctica. En este caso igualmente se deberá reaccionar con rapidez dando nuevas instrucciones desde el banquillo para poder contrarrestarlo.
- El equipo no desarrolla el planteamiento táctico previsto.-Es una simple corrección táctica para recordarles a los jugadores lo que se habló con ellos en el vestuario sobre la forma de jugarle al contrario y no se está llevando a cabo. Esta estrategia suele utilizarse casi al comienzo de los partidos como si fuera una corrección general.
- Para calmar a un público hostil.- Ocurre a veces que en partidos con ambientes muy caldeados y con el público muy cercano a los jugadores, notamos que están influyendo sobre nuestro equipo y, lo que es peor, sobre los árbitros, cosa que puede ser decisiva en el final del partido. Por ello puede ser una medida aconsejable parar el partido y dejar que este enfríe. Recuperando así los árbitros su imparcialidad y nuestros jugadores su concentración.
- Obligar al contrario a cambiar su sistema.- Aunque parezca increíble, y esto lo he contrastado con otros entrenadores, algunas veces puede ocurrir que el sistema defensivo del contrario nos está haciendo mucho daño y no sabemos contrarrestarlo por falta de nuevos argumentos ofensivos. Pues bien, en esto momentos puede venir bien el solicitar un Time-Out de equipo para que el contrario que no tiene nada nuevo previsto, cambie por rutina su sistema defensivo, por otro, por ejemplo de defensa alta a defensa 1/2 cancha, de defensa individual a defensa de cambios, etc. Si esto resulta así, sería muy de agradecer por nuestra parte.
- Organizar un cambio masivo.- Cuando un equipo está pasando por un momento muy difícil en el encuentro, a veces es rentable el dar un golpe de timón y cambiar totalmente los argumentos ofensivos o defensivos, a través de un cambio masivo de jugadores. Estamos hablando de cambiar tres o cuatro jugadores a la vez, y claro, es muy conveniente dejar bien establecido las funciones y responsabilidades tanto individual como colectivas de cada jugador. Para ello lo más adecuado sería solicitar un tiempo muerto y aprovecharlo para puntualizar las nuevas directrices del equipo.
Aspectos a analizar antes de pedir un tiempo muerto:
- Situación del marcador y el tiempo jugados
- Número de Tiempos Muertos pedidos por el contrario y por nosotros.
- Estar siempre preparado por si el que lo pide primero es el rival. No quedarnos nunca sin argumentos que decir a nuestros jugadores. Este califica negativamente al entrenador ante sus jugadores.
2- Posibles contenidos del time-out
Una vez tratado el momento más idoneo para solicitar los time-out, toca definir lo que es más importante, como desarrollarlos, en definitiva, que decir a los jugadores y en que forma.
Sobre la primera parte, el qué decir, ya hemos comentado anteriormente que lo importante es comentar lo que está ocurriendo y porqué está ocurriendo, para acabar indicando los cambios y juego para el resto del partido. Entrando en tema concreto uno de los entrenadores disertará sobre el tema defensivo, y el otro sobre los problemas de ataque, acabando con una corta arenga de motivación siempre positiva.
Tradicionalmente la realización de un tiempo muerto consistía básicamente en que el equipo rodeaba al entrenador para que este hiciera un monólogo, normalmente elevado de tono, comentando lo errores y sin decir a continuación la mejor forma de evitarlos. Fórmula que utilizó durante muchos años el autor de estas líneas. Esto está totalmente desfasado y si se sigue haciendo por parte de algunos entrenadores es por protagonismo y además no da buenos resultados.
En la actualidad el desarrollo de los mismos es totalmente distinto. Por un lado el primer entrenador, como ya hemos dicho, comenta los aspectos generales de la marcha del partido, mientras el segundo entrenador puntea lo que éste está corrigiendo.
En la actualidad se ha incorporado de forma definitiva una variante muy importante y es la de que los jugadores decisivos del equipo o sea, aquellos que tienen autoridad sobre sus compañeros, expresen también en público su opinión, comentando aquellas jugadas o detalles que ellos han visto dentro de la cancha y que a veces, los entrenadores desde el banquillo no han podido apreciar.
Se da por supuesto que el entrenador permite a sus jugadores hacer comentarios técnicos de forma correcta y organizada, y por supuesto siempre que ellos tengan algo que decir. Esto es un cambio importante en el desarrollo de los Tiempos Muertos dentro del deporte de Alta Competición, y todavía hay entrenadores a los que su ego no permite el incorporarlo a la dirección del equipo, ya que piensan que asi pierden protagonismo y autoridad.
Hay técnicos que prefieren que sus jugadores se expresen al comienzo de la pausa, pero esto puede ser un riesgo ya que si se extienden demasiado, apenas tiene tiempo el entrenador para hacer su resumen final. Mejor sería, tal como venimos sosteniendo anteriormente, comenzar hablando los entrenadores, y acabar escuchando los comentarios de los jugadores.
Con respecto a la forma de dirigirse a los jugadores en un momento de tanta tensión, estimo que deberá hacerse de forma breve, concisa y firme. Está clarísimo que en estos momentos las opiniones deberán ser siempre blanco o negro, no hay lugar para medias tintas, si los jugadores llegasen a notar cualquier temor en las palabras de su entrenador, el objetivo buscado en el Tiempo Muerto está perdido.
Con respecto al tono de voz, además de ser firme y convincente, pero sin llegar a la bronca permanente ya que como decía el seleccionador polaco de balonmano Pr. Cerwinsky “Un trueno en una gran tormenta apenas se oye”.
Hay estudios que demuestran que los jugadores que ya vienen cansados, preocupados y nerviosos apenas entienden un 30% de lo que dice su entrenador.
Hay una anécdota muy curiosa de un equipo cuyo entrenador quiso probar que parte entendían sus jugadores de lo que les decía en los tiempos muertos, y una vez reunidos probó sólo con mover los labios sin decir una sola palabra (playback) y añadiendo alguna frase tópica, por ejemplo: ¿estamos de acuerdo?, ¿está claro?, etc. Todos asentían solemnemente con su cabeza.
Anécdotas aparte tengo muy claro por mi experiencia en este campo, que si les dices diez cosas a tus jugadores, no se acordarán de ninguna. Pero si les dices tres, es fácil que se acuerden de una o dos.
Como quiera que el tiempo es tan breve, en la práctica apenas sesenta segundos, es muy conveniente tener un argot o palabras clave que expresen rápidamente conceptos generales estratégicos o fórmulas de juego.
En fútbol sala tenemos algunas palabras que pueden definir abreviadamente la intención del entrenador en estos momentos, como “Ayudas”, “Pressing”, “Cerrar el centro, “Ala contraria”, etc.
Lo que sería más aconsejable es que cada entrenador se vaya dotando de su propio lenguaje abreviado para utilizar en estos momentos. Si cada entrenador se inventa su propio lenguaje, lo podrá emplear en tono muy alto sin miedo a que el contrario se entere de lo que hablamos.
Otras de las formas de utilización práctica dentro de los tiempos muertos es el empleo de una pizarra o tablero con fichas imantadas que sirve para explicar de una forma rápida las ideas o jugadas de acción de balon parado del equipo. Para esto es conveniente colocarse a la misma altura que los jugadores, esto es si están de pie el entrenador también con la pizarra en la mano, y si la posición es de sentados en el banquillo de los cambios el entrenador se agachará hasta ponerse a su altura. Siempre que utilicemos este sistema habrá que explicar algo que ya se haya entrenado anteriormente, o en su defecto una variante de ello, pero nunca se tratará de explicar algo totalmente nuevo, pues los jugadores en esas situaciones de estrés no son capaces de comprender más que instrucciones muy sencillas y directas.
La improvisación no es rentable.
Con respecto al tipo de información que estamos dando a nuestros jugadores, y que ya hemos comentado, hay que tener mucho cuidado ya que existe otro tipo de información, que es la información no verbal, o sea la de los gestos. A veces estamos diciendo una cosa y la cara del entrenador dice lo contrario. El sudor, los labios tensos, los ojos semicerrados, lo puños apretados, el tono de voz, el volumen, la inflexión, etc., dan tanta información o más a nuestros jugadores que lo que les estamos diciendo.
Se calcula que el 75% de nuestra comunicación, en cualquier orden de la vida, es no verbal, por eso es necesario que el entrenador primero se lo crea para luego poder transmitirlo a sus jugadores.
En definitiva, un entrenador está representando un “rol”, o sea un papel. Doy fe personalmente de que esto no es nada fácil, y a veces cuesta un gran esfuerzo el conseguirlo. Siempre me acuerdo, en mi etapa en la máxima categoría, del capitán del equipo que al entrar en el vestuario me decía: “¡Mister, hoy traes la cara de perder!”. Y además era verdad.
El famoso entrenador John Wooden, que triunfó en muchos equipos del baloncesto norteamericano, fue seguido y estudiado por un periodista deportivo que le grababa en cinta magnetofónica, toda la información que dirigía a sus jugadores, en el juego y en los tiempos muertos, obteniendo de ello los siguientes datos:
– El 75% eran instrucciones técnicas (fintas, bloqueos, etc) -12% eran incitaciones moverse, a luchar. -7% elogios, halagos, etc. (Muy bien, perfecto). – 6% broncas, riñas, tacos, etc. (Mal desastroso, inútil)
Como se puede ver apenas utilizó un 6% de estímulos negativos sobre los jugadores. ¡Ese entrenador conocía bien su oficio!
Para finalizar quisiera resumir diciendo que la petición de un time-out de equipo, es siempre una cuestión muy personal e intuitiva. Hay veces que a los diez minutos se necesita pedir el tiempo del que disponemos y otras veces acaba el partido sin haber usado ninguno. Lo que resulta absurdo es intentar guardarlos con usura, para utilizarlos en una hipotética jugada final, mientras el partido se nos está yendo de las manos en el primer tiempo.
En definitiva es difícil hablar de reglas fijas en los tiempos muertos, ni siquiera en el resto de la Dirección de Equipo, tal y como en los cambios, en los planteamientos de partidos, etc. porque apenas existen algunas pautas de comportamiento que se repitan, pero si algunas veces, por ello lo que comentamos y analizamos en este ensayo.
Sin duda, la respuesta no está exclusivamente en los libros sino en el conocimiento de tu equipo y en la experiencia personal de cada entrenador que deberá saber analizar las circunstancias específicas que se presentan en cada partido, y que a veces resultan infinitas…
3- Pensando en el futuro.
Después de haber visto gran cantidad de encuentros, del máximo nivel, Campeonatos del Mundo, Campeonatos de Europa y de ligas de División de Honor, en los otros tres deportes más significados en sala, como el Baloncesto, Balonmano y Voleibol, he llegado a la conclusión de que la Regla de Time out del reglamento del fútbol sala está totalmente obsoleta y desfasada.
La posibilidad de solicitar un solo Time-Out por equipo y tiempo es totalmente insuficiente, porque cercena la enorme gama de posibilidades que tienen los finales de los partidos y que si tienen por ejemplo otros deportes. No son ajenos a esta posibilidad de cambios, los máximos dirigentes de la UEFA Y FIFA encargados de la Comisión de Reglas.
Por ello me gustaría solicitar a dicha Comisión, que en el próximo reglamento se pudiese incluir, como mínimo, otro tiempo muerto de treinta segundos exclusivamente para los últimos 5 minutos del partido. Igualmente sería necesario añadir también otro Tiempo Muerto por equipo y parte, en el caso de tener que disputar una prórroga, ya que no tiene sentido que en un momento tan decisivo del encuentro el entrenador no pueda dirigirse directamente a sus jugadores.
Habría que tener una mentalidad realmente valiente y progresista en este terreno para que prime fundamentalmente el espectáculo por encima de cualquier otra cosa, el público se lo agradecería y los entrenadores también. ¡A ello!.
4- A modo de conclusión.
Estamos llegando al final, y como quiera que el tema se ha alargado más de lo previsto, voy a intentar hacer un pequeño resumen a modo de recordatorio para no perdernos en detalles accesorios.
En el deporte de alta competición, pues a él no referimos exclusivamente en este entrada del blog, no debe tener cabida la improvisación y la negligencia, por ello todos los aspectos del juego deberán ser cuidados y planificados a fondo, con todo detalle, pues lo contrario calificaría negativamente a sus responsables. Y el tema aquí estudiado de los Time-Out de equipo es una parte importante en el desarrollo de un encuentro y de su manejo positivo o negativo puede depender el resultado del partido.
En resumen, me gustaría resaltar los siguientes temas ya comentados:
- a) Actualmente los tiempos muertos han dejado de ser un monólogo por parte del entrenador para convertirse en el diálogo entre los diversos elementos del equipo, fundamentalmente los jugadores.
- b) El rendimiento de la mayoría de los equipos en este tema de los tiempos muertos es claramente mejorable, sobre todo en las posiciones.
- c) No solamente es importante el juego de las acciones de balon parado para solicitar el tiempo muerto, sino que hay que estudiar muy bien el desarrollo del mismo, cuidando el fondo, o sea lo que se quiere decir, y la forma, la manera de decirlo.
- d) Es muy conveniente que cada entrenador se busque un lenguaje abreviado para utilizar en estas situaciones, y que condense las instrucciones en muy poco tiempo.
Se me ocurre para acabar una máxima “lo importante en la vida no es lo que se hace, sino cómo se hace”. Y estaremos todos de acuerdo que el deporte está lleno de vida.
Apunte:
Una curiosidad que me ronda la cabeza es comprobar, casi a diario, y por diferentes fuentes de vida, como los seres humanos tendemos a creer que las ideas que tienen los otros son opiniones personales, subjetivas, descargadas de razón, muy personales, criticables por doquier, con derecho a ser desmontadas con facilidad,…
Sin embargo, nuestras propias ideas, las que nacen de nosotros, son puras, simplemente representan la verdad, en ocasiones la “única” verdad, la realidad más objetiva, la que cualquiera puede y debe verlo así, la razón indiscutible.
Me gusta llamarle el síndrome de la doble opinión; es decir, siempre y para casi todo, sabemos que existe una doble opinión: la nuestra y la equivocada.
Vivimos mirando un gran espejo… que nos hace sentir como los principales protagonistas.