Crítica de partido y jugadores

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Crítica de partido y jugadores

“Es más importante ver como reaccionan después del error que el error que han cometido…”

Cualquier crítica del partido desemboca finalmente en una evaluación, y de esta manera en una crítica de cada jugador y del equipo. La crítica se puede basar fundamentalmente en los siguientes hechos diferentes:

§  el rendimiento global fue mayoritariamente positivo;

§  la capacidad de rendimiento fue positiva o negativa;

§  la disposición para el rendimiento fue positiva o negativa;

§  el comportamiento deportivo fue negativo;

§  el juego a favor del colectivo fue negativo.

En principio, la crítica positiva no crea ningún problema siempre que los jugadores fomenten con su comportamiento el rendimiento. La alabanza del rendimiento y del comportamiento tiene el efecto de un reforzamiento positivo. Existen muy pocas ocasiones en las que la crítica positiva pueda perjudicar al jugador. Normalmente, los entrenadores emplean pocas veces este medio.

La estrategia psicológica más poderosa que existe es elogiar a una persona lo que hace bien. Si haces algo y la gente te dice “¡bien!”, tiendes a repetirlo.” El elogio al jugador debe relacionarlo con algo que ha hecho, no con algo que ha conseguido (objetivos de resultado vs objetivos de realización). Una cosa es lo que ha hecho y otra es lo que ha conseguido con lo que ha hecho.”

La crítica negativa, que se emplea después de rendimientos y comportamientos erróneos, es totalmente diferente. De los comportamientos negativos, los dirigentessuelen aceptar aún la baja forma aquel día de un jugador normalmente bueno. Sin embargo, en todos los demás casos se plantea una crítica negativa, subjetiva en parte, dura y ofensiva para la persona.

“La gente aprende más por decirle lo que hace bien que por corregirle lo que hace mal“.

 

 

Según Martin Luppen, existen unos principios esenciales:

§  Cualquier crítica -por necesaria que fuera- se opone a nuestro afán de ser             reconocido;

§  a nadie le gusta que le critiquen; no importa si la crítica es justa o no;

§  la persona que emite críticas siempre estará mal vista, a pesar de insistir que sólo quiere lo mejor e incrementar el rendimiento;

§  la critica se percibe como extremadamente ofensiva y frustrante si se lleva a cabo en público;

§  la psicología sabe desde hace tiempo que las alabanzas y reconocimientos pueden tener muchísimo más éxito que las reprimendas y la crítica;

§  el entrenador debería reforzar la autoconfianza del jugador recalcando, acentuando y potenciando sus comportamientos positivos;

§  una crítica inevitable pretende evitar errores en el futuro. Por ello, se debería       plantear durante un diálogo con el jugador, donde el entrenador ha de decir         claramente lo que no le gusta;

§  durante el análisis teórico ante todo el equipo sólo se deberían tratar los errores   en general;

§  los jugadores se sienten muy afectados al enterarse de las críticas de su             entrenador a través de terceras personas. Se sentirán afectados en su imagen y   en su autovaloración y esperarán una buena ocasión para criticar al entrenador de una forma parecida.

 

La crítica constructiva implica también el comportamiento correcto del entrenador frente a los jugadores. Estos diferencian muy bien si el entrenador valora el mismo comportamiento en diferentes jugadores de la misma forma o bien si expresa su valoración de igual manera. Esta tarea no es nada fácil teniendo en cuenta las diferentes dotes y las fluctuaciones en el rendimiento de los jugadores (y esto también porque el entrenador tiene simpatías y antipatías). Allmer concluyó en el contexto de su valoración del fracaso de jugadores que el entrenador se somete a menudo a influencias muy subjetivas en su evaluación. Los tres factores siguientes intervienen en la diferencia de las valoraciones del rendimiento:

1.      La diferente escala de valoración: por un lado se puede comparar el rendimientodel jugador con el de otros (sistema referencia social), y por otro con los propios rendimientos anteriores (sistema referencial individual).

2.      La diferente perspectiva de valoración: el entrenador como observador tiene una perspectiva distinta al jugador como actor. Lo que el entrenador considera como fracaso en el rendimiento, el jugador no lo siente necesariamente como tal y viceversa.

3.      La parcialidad en la valoración del entrenador: la imagen que tiene el entrenador del jugador influye en la percepción de su comportamiento en el partido y en la evaluación de su rendimiento (p. e., de un jugador bueno se perciben menos errores, también se le toleran más fallos que a un jugador malo. Pero también es factible todo lo contrario).

 

No sólo el entrenador, sino que todas las personas implicadas en la dirección del equipo deberían tener en cuenta el peligro del comportamiento no conforme (individualista) del dirigente frente al dirigido, esforzándose en el comportamiento justo frente a todos los jugadores.

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