¿Qué es la mentalidad ganadora?, el ganador, ¿nace o se hace?, ¿es posible adquirir esta fortaleza mental con los años?… Si un deportista quiere triunfar el objetivo no puede ser “competir” o “intentar hacerlo bien”… no. Los jugadores profesionales tienen una única cosa en mente: ganar. (No admiten otro resultado que no sea la victoria. Porque la intención se reconoce, lo que se premia son los éxitos). Todos hemos escuchado en alguna ocasión la expresión de “mentalidad ganadora”, un término que aceptamos como absolutamente real y objetivo, aunque en realidad no está basado en nada concreto, si tenemos en cuenta que es un tema largamente debatido entre los distintos profesionales que trabajan en el deporte, coincidiendo al día de hoy que es muy difícil solo estudiarlo desde una disciplina deportiva. Si bien el concepto de “mentalidad” alude a una sumatoria de variables psicológicas, se trata de algo que existe, pero como argumentaba antes, su definición es difícil, controvertida y habitualmente es muy vaga y poco clara. ¿Qué es la mentalidad? ¿De qué se compone la mentalidad ganadora? ¿Cómo mantener una mentalidad positiva en el deporte? Todas estas son interrogantes difíciles de responder, principalmente porque se ha visto que determinadas habilidades cognitivas o que en algún momento favorecieron a un deportista, pueden no favorecerlo en otras, por lo que nos lleva a la conclusión del párrafo anterior, y donde nos lleva más bien a una concepción dinámica de todas las ciencias que conforman la preparación de un deportista de elite. Por mi parte, estoy con aquellos que aseguran “que no existe ningún deportista en el Mundo que tenga ciertas características psicológicas consideradas de “éxito” que no traiga un cierto nivel de talento en la base. Es difícil que lo psicológico sobrepase a lo técnico, a lo físico, a lo biomecánico, a lo nutricional, a lo fisiológico, etc. Más bien es todo lo contrario. El entrenamiento mental o cualquier tipo de apoyo psicológico es un trabajo que apunta a la potenciación de los elementos mencionados anteriormente (La cabeza es el 90% de un deportista). En este sentido un deportista no se hace a partir de los procesos psicológicos. Sería un error pensarlo así. La intervención mental y la aplicación de técnicas psicológicas vendrán como apoyo una vez que se ha sentado un adecuado y óptimo entrenamiento deportivo”. Continuando con el asunto, recordemos que uno de los mitos más comúnmente aceptados en el mundo del deporte es el que afirma que algunas personas nacen con “mentalidad ganadora”… algo totalmente inventado porque simplemente la mentalidad ganadora no existe. Podríamos decir que el ganador no nace, sino que se hace. LA PERSONALIDAD GANADORA NO ES UN DON GENÉTICAMENTE DADO COMO EL COLOR DE OJOS QUE RESULTA INMODIFICABLE, SINO QUE ES ALGO EN PERMANENTE CAMBIO, EVOLUCIÓN Y DETENCIÓN O CRECIMIENTO, SIN EMBARGO LA MAYORÍA DE LOS ENTRENADORES ESTÁN ÍNTIMAMENTE CONVENCIDOS QUE LA ACTITUD MENTAL ES UN TALENTO NATURAL QUE SOLO SE FOGUEA Y CULTIVA EN LOS CAMPEONATOS (GUSTAVO MAURE) Acéptemelo, la genética da ciertas cualidades que luego los deportistas han potenciado y complementado. Muchas cosas son naturales y hay otras que se trabajan y que son entrenables como la resistencia mental, capacidad de sufrir o afrontar los problemas”. Ahora bien, si debemos destacar alguna conducta de un jugador con mentalidad ganadora está en ser capaz de asumir situaciones y adaptarse a ellas, otra conducta importante es que un ganador no tiene miedo a perder, para atreverse a ganar hay que saber perder, pero no nos equivoquemos, un ganador “odia” perder (por supuesto), lo que le diferencia del resto de deportistas es que no “teme” perder. Es eso lo que los distingue de los demás, porque les hace afrontar el juego de una forma distinta. Efectivamente, sólo si nos arriesgamos y lo intentamos podremos conseguir grandes triunfos; pero todo riesgo lleva asociado un posible fracaso y los auténticos ganadores son aquellos jugadores que son capaces de tolerar la derrota y, saben que perder no es el fin del mundo, sólo una lección más a aprender. Lo importante es poder aprender esas lecciones, al tiempo que se mantiene la autoconfianza. Dicho todo esto, seguro que si preguntásemos a cualquier profesional sobre su mentalidad ganadora la mayoría nos diría que la ha construido a base de esfuerzo, de reflexión y de formación; que la entrena cada día y que es la única forma de asegurar que siempre dará todo lo que vale. Porque detrás de cualquier historia de éxito hay mucha reciedumbre (fuerza, fortaleza mental, vigor) y capacidad de sacrificio; entrega incondicional a la causa; derroche de esfuerzo sin límites. Quien piense que llegar arriba es cuestión de suerte, además de un ingenuo es un envidioso. En resumen, todo se basa en el trabajo duro. Todos debemos trabajar para que las cosas nos salgan bien, no debemos quejarnos cuando salgan mal y, si salen mal de forma continuada, tendremos que entrenar más y preocuparnos más por lo que hacemos. Y también a la inversa: no dejemos que la euforia nos supere cada vez que conseguimos un triunfo, sólo conseguiremos obtener una percepción errónea de la situación y no nos servirá para aprender nada. Los dos extremos: el exceso de confianza y el derrotismo impiden el desarrollo de una mentalidad ganadora. Postdata: Ganar es un hábito, no una declaración o mero discurso. (Los hábitos son como hebras, si día tras día los trenzamos en una cuerda, pronto resultaran irrompibles). Los ganadores nunca abandonan; los que abandonan nunca ganan. JCR