Conseguir un equipo unido es una obra de arte y como tal, es casi imposible describirla. Es necesario, además de vivirlo, experimentarlo y saber transmitirlo. Por tanto, cuando escribo para definir aspectos de nuestro deporte, no defino a éste, me defino a mí, con relación al Fútbol sala.
En el artículo de mentalidad ganadora, comentaba la existencia de mucha literatura sobre palabras mágicas, que actualmente se utilizan en el deporte con mucha facilidad. Además de la mencionada, podemos destacar otras cómo: química de equipo, trabajo en equipo, liderazgo, roles, entrenador, etc.
Son palabras que admiten un contexto de paraguas, porque debajo de ellas caben múltiples interpretaciones. Todas ellas se convierten a base de usarlas en “conceptos mitos”, exentas de contenido practico y cada cual lo utilizamos o interpretamos a nuestro leal conocimiento o sabiduría (es cuando la trasformamos en acción el conocimiento).
Es cierto, que la experiencia aumenta nuestro conocimiento, pero no disminuye necesariamente la cantidad de nuestras equivocaciones. Recordemos que aprender es descubrir aquello que ya se sabe. Hacerlo es demostrar que se sabe. Y no hay nada más práctico que una buena teoría, si esta es capaz de ponerse en práctica.
Con relación al artículo, la química de grupo es otra de las palabras mágicas. Quién no ha leído o escuchado decir alguna vez lo siguiente… «Ese equipo seguramente poseía talento, pero no pudieron desarrollar la química. Por eso es que no rindieron de la manera en que todos esperaban».
La química no es algo que los entrenadores podamos crear con habilidad o al implementar una técnica sencilla . No basta la buena voluntad y la inquietud de todos los miembros de un grupo por trabajar en equipo. Debe ser un proceso largo, planificado, que se va desarrollando temporada tras temporada. No olvidemos que es un proceso que implica la coordinación de los responsables del club, del entrenador y de los propios jugadores.
Dan Peterson dijo que trabajaba para lograr una buena química de equipo con las siguientes variables: gran base física, jugadores de una gran riqueza técnica que fueran obedientes tácticamente y fuertes mentalmente, además de un clima armonioso de trabajo. Seguramente nos pondremos de acuerdo con Dan de forma rápida, pero además está claro que lo que no dijo por modestia, es tan importante como lo que antecede, tener buenos jugadores.
Otros especialistas del deporte definen que la “química” es lo que se desarrolla cuando podemos ser capaces de implementar leyes del trabajo en equipo. ¿Qué Leyes son estas? Citaré algunas:
LA LEY DE LA ESPECIALIZACIÓN: Cada vez que un jugador encuentra su rol en el quipo , se crea una química positiva.
LA LEY DE LO TRASCENDENTAL: Uno es demasiado pequeño como para pretender hacer grandes cosas.
LA LEY DEL MONTE EVEREST: A medida que el desafío crece, la necesidad de un trabajo en equipo aumenta.
LA LEY DE LA CADENA: Todo equipo es tan fuerte como lo es su eslabón más débil. Cada vez que un eslabón débil aparece y se reemplaza con un jugador del banquillo, se crea mejor química.
LA LEY DEL CATALIZADOR: Los equipos ganadores tienen jugadores que hacen que las cosas sucedan, son catalizadores que avanza hacia un objetivo y hace que se ejecute algo por vez primera o cuando este líder descubre un modo de lograr que el equipo rinda en un nivel superior, se crea buena química.
LA LEY DE LA CONFIABILIDAD: Los jugadores si finalmente cuentan unos con otros, la química se hace mejor.
LA LEY DE MARCADOR: Un equipo puede hacer ajustes cuando sabe dónde está parado, porque conocer el problema es siempre el comienzo de la solución.
LA LEY DE LA MANZANA PODRIDA: Las malas actitudes arruinan al equipo (egoísmo, superficialidad, ambición sin nobleza, envidia, falso orgullo, reconocimiento forzado). También aquellos que interpretan que trabajar en equipo es la posibilidad de echarles la culpa a otros.
LA LEY DE LOS DIVIDENDOS: La inversión en el equipo crece mucho a través del tiempo
LA LEY DE LA IDENTIDAD: Los valores compartidos definen al equipo. Son los valores de las personas y no sus resultados los que determinan su futuro.
LA LEY DE LA MORAL ALTA: Nada duele cuando se está ganando.
LA LEY DE LA VENTAJA: La diferencia entre dos equipos igualmente talentosos es el liderazgo. Es impensado hacer un equipo sin un liderazgo claro fuera y dentro de la cancha.
Cuántas más leyes pongamos en práctica, más química desarrollará en nuestros equipos, basándose en la lógica de “Cada vez que el equipo asimila otra ley, la química se mejora y el equipo se hace más fuerte”.
Otra forma de interpretar la química de los equipos es lo que entendemos por cohesión interna y construirla requiere de conocimientos y recursos técnicos de lo que se conoce como una «Ingeniería grupal”. Cómo veis hemos pasado de la química a la ingeniería. El trabajo en equipo está revelándose como una fórmula de gran eficacia en la mayoría de los ámbitos profesionales. Las organizaciones están apostando por la filosofía de equipos de trabajo, como sistema de gestión y de producción. La coyuntura actual del fútbol sala, en el que puede hablarse de una etapa de penuria económica, favorece la apuesta decidida por optimizar los sistemas de trabajo que han venido empleándose hasta ahora.
Por mi parte, destacaría que unir sentimientos es la esencia para conseguir que ese extraño personaje que llamamos equipo entre en un vestuario y forme la química. Entiendo que la línea que separa las relaciones personales de las profesionales suelen ser muy finas, propiciando laberintos que pueden llevar a malentendidos con consecuencias adversas para la salud del equipo.