Autores como (Orlick y Partington, 1988; Partington y Shangi, 1992) han partido del estudio de las creencias y opiniones de los miembros de equipos que han tenido éxito en la competición, hallando seis factores significativos: características del jugador, liderazgo del entrenador, cohesión social, cohesión por la tarea, identidad del equipoy estilo de juego del equipo.
Construir un estilo d juego, una mentalidad ganadora, una identidad, requiere mucho esfuerzo y mucha paciencia. Hoy parecen valores perdidos.
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- Identidad de los equipos deportivos.
Concretando, es lo que los jugadores nos responden a estas preguntas:
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- ¿Qué queremos ser?
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- ¿En qué nos gustaría convertirnos?
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- ¿Qué nos gustaría representar?
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- ¿Cómo nos gustaría ser percibidos?
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- ¿Por qué para nosotros es importante representar esto…?
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- ¿Qué representamos y transmitimos actualmente como equipo?
Es por tanto que los jugadores tienen que participar en formular la identidad del equipo y como sean las respuestas, harán que cada equipo deportivo se diferencie de los demás aunque sean del mismo deporte y categoría, según sea el comportamiento de las propiedades socios psicológicos grupales en cada uno.
Desde un punto más sociológico las seis propiedades de los equipos deportivos en las que se manifiesta los rasgos específicos de su identidad son:
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- Objetivo o fin determinado
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- Estructura
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- Normas de conducta
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- Cohesión grupal o sentido de pertenencia
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- Compenetración o interrelación entre sus miembros
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- Identidad entre motivos y metas.
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- Clima psicológico
El líder de equipo debe fomentar la identidad del grupo
¿Qué entendemos por liderazgo deportivo? Hay muchas formas de llevar el liderazgo del equipo. El temor es un arma para gestionar un grupo. Un temor latente que el jugador percibe. El temor moviliza a las personas. ¿Pero saca lo mejor de las personas o en este caso de los jugadores? Ese no es el camino.
«El liderazgo es la habilidad de absorber incertidumbre para que otros puedan seguir caminando».
Lo difícil no son los contenidos del juego sino gestionar el control del vestuario. Los buenos entrenadores conocen los sistemas. Los grandes entrenadores conocen a sus jugadores.
En su papel de iniciador, el entrenador como líder del equipo debe asumir la tarea de crear una identidad de equipo —lo que mantiene unido a los jugadores—. Sin esa identidad, el equipo no existirá.
Si recordáis la última vez que subisteis en un ascensor muy concurrido.
Lo más probable es que se encontrara rodeado de cuatro o cinco personas, la mayoría desconocidos. Es probable que dos de ellos mantuvieran una conversación privada: seguramente los demás miraban el indicador del piso o sus zapatos —cualquier cosa que les ayudara a evitar el contacto visual con sus compañeros de ascensor—. A pesar de que todos iban en la misma dirección y compartían el mismo espacio reducido, indudablemente no eran un equipo. No había ningún vínculo o sensación de finalidad compartida entre las personas que se encontraban en el ascensor. En ciertos sentidos, los equipos que se acaban de formar padecen de la misma falta de identidad.
Hay entrenadores que marcan mucho la identidad del equipo pero hay otros que creen en el papel que tienen los jugadores para conseguirla. Lo habitual es que los jugadores se sienten más cómodos si son los entrenadores llevan los entrenamientos y marcan la identidad. En mi opinión es que debemos hacerles partícipes e involucrarles para tomar decisiones en cuanto a la identidad del juego.
Conseguir que un equipo represente lo que queremos que llegue a ser es un logro como entrenadores. Por tanto, el trabajo de la identidad es un contenido más dentro de nuestra programación y por ello los contenidos de la identidad del equipo hay que definirlos, concretarlos, etc….
El liderazgo no es sinónimo de dominación, sino el arte d convencer a la gente de que colabore para alcanzar un objetivo común.
– D.Goleman
Por exponer una tarea relacionada a este trabajo de identidad, preguntémonos en las reuniones con los equipos o los jugadores:
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- Que vamos hacer, como hacerlo y quien lo hace.
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- Que se ha hecho, como se ha hecho y quien lo ha hecho.
Evaluando también si nuestro equipo además de hacer cosas, debe también transmitir algo más… (Actitud, intensidad,…). Para cambiar nuestra manera de entrenar, debemos cambiar la forma de evaluar.
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- La actitud tiene relación directa con la identidad: que queremos ser, que quiero representar en la cancha, que me gustaría transmitir como jugador y/o equipo.
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- El jugador y el equipo tienen que tomar conciencia: poder de elección. Equipo y jugadores deben saber que quieren representar.
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- El jugador también responsabilidad, compromiso, esfuerzo, ilusión, motivación y querer crecer.
El entrenador debe encauzar esos deseos, sin olvidar lo importante de generar las situaciones para llegar a esa identidad que los jugadores han escogido, hacerles responsables, que tengan compromiso. No olvidemos que es el catalizador para llegar a lo que quieren representar. Es un reto para el entrenador hacer que sus jugadores tomen conciencia de esto, y desde luego hay varios caminos para conseguirlo… y para ello debemos auto exigirnos mucho más en la formación y autonomía del jugador. .
El entrenador debe transmitir confianza e identidad en base a las fortalezas de su equipo. Debemos conectar el equipo a nuestra identidad. Esa es nuestra labor.
¿Por qué es importante la identidad de equipo?
Una identidad de equipo anima a sus jugadores a verse como mutuamente responsables de los resultados —tal vez el factor más influyente en los resultados del equipo—. Esta sensación de responsabilidad mutua elimina la actitud «yo hice mi parte» que debilita el rendimiento. Cuando el jugador se siente mutuamente responsable de los resultados, procura ayudar a sus compañeros de equipo que tienen dificultades o que se están rezagando.
Los que no lo está haciendo demasiado bien sienten la presión de sus compañeros para hacerlo mejor. Estos son los tipos de comportamiento que han hecho que los grandes equipos con éxitos deportivos sean unos jugadores con un increíble rendimiento.
Los jugadores se sienten mutuamente responsables de los resultados.
La identidad de equipo y la responsabilidad mutua están íntimamente relacionadas. «Ningún grupo puede llegar a convertirse en equipo hasta que puede hacerse responsable como equipo», según Jon Katzenbach y Douglas Smith. Tal como ellos explican: «esencialmente, la responsabilidad del equipo consiste en las promesas sinceras que nos hacemos a nosotros mismos y a los demás, promesas que ponen de manifiesto dos aspectos fundamentales de los equipos efectivos: compromiso y confianza».
Qué pasa si nos alejamos de nuestra identidad que tenemos? Aparecen los grandes clásicos, “sois una banda…”, etc. Topicazos.
1.- Objetivo o fin determinado. Se refiere a la razón de ser del equipo, el motivo por el que sus jugadores se mantienen agrupados. El objetivo es progresivo, los equipos asumen cada vez mayor riesgos superiores en su desempeño, donde podemos constatar que por un medio u otro los clubes eligen los jugadores de manera individual para trabajar en un proyecto deportivo, pero hasta que no tienen la oportunidad de interactuar, de discutir acerca de un objetivo común o de aunar fuerzas para abordar un problema, no son muy diferentes que el conjunto de desconocidos que compartían el ascensor en el ejemplo que acabamos de describir. Uno de los desafíos realmente importantes del entrenador en la dirección de equipos es la tarea de transformar un grupo de individuos desconectados en un equipo con una identidad y un objetivo común.
2.- Defínela tu…
3.- Normas. En cada equipo deportivo se asumen normas generales establecidas por el Comité Olímpico Internacional (COI) y otras organizaciones deportiva, normas particulares del deporte que practica el equipo, ya sean técnicas o de conductas dictadas por la Federación Internacional y Nacionales y normas singulares que se establecen en el propio equipo; son estas las que caracterizan la identidad. Algunos ejemplos son los horarios de entrenamiento, el vestuario establecido para competir, Las formas de canalizar las inquietudes, el ritual con que se desarrollan las reuniones o mítines u otras.
4.- Cohesión grupal o sentido de pertenencia. Motivados por un propósito se agrupan lo deportistas en un equipo y después de su entrada se van estableciendo vínculos entre cada integrante y el equipo que van atándolo cada vez más a su pertenencia. Desear pertenecer a este equipo y no a otro equipo, sentir orgullo de ser miembro y no querer desprenderse en ninguna circunstancia. Esta propiedad puede ser más o menos fuerte en dependencia de muchos factores, dentro de los que se encuentra el éxito en el logro de los objetivos personales y grupales.
En el contexto de un equipo de futsal, la identidad de equipo se manifiesta como una voluntad de colaboración, compartir información, esforzarse más, tomar decisiones conjuntas y anteponer los objetivos del equipo a los personales. Si consigue crear esta sensación de identidad dentro del equipo, la carga del liderazgo será mucho más ligera. Tu función como Líder consiste en conseguir que tus jugadores salgan de las trincheras.
5.- Interrelación y compenetración entre los miembros. Necesariamente los miembros del equipo deportivo deben establecer interrelaciones entre ellos para desarrollar su preparación y/o para cumplir con su desempeño en el juego según sea el deporte, estos vínculos entre uno y otro miembro y entre cada uno con todos los demás debe hacerse más fuerte en la medida que el equipo progresa en edad y resultados hasta transformarse en una fuerte compenetración que deviene en relaciones solidarias y fraternales, de comprensión y ayuda mutua, la vieja consigna de los mosqueteros expresada en la obra de Alejandro Dumas es una máxima para los equipo deportivos maduros y de éxito: “Todos para uno y uno para todos”.
6.- Identidad entre motivos y metas. Además de los objetivos estratégicos, de su razón de ser, los equipos se van trazando metas para ir alcanzándolas de forma paulatina, Estas metas son para todo el colectivo, su logro depende del desempeño de todos los miembros, sin embargo, no puede obviarse que cada integrante del equipo posee intereses personales que le impulsan a pertenecer y actuar en el equipo. Lograr una convergencia entre ambos elementos, y del colectivo y del individuo es una necesidad para el crecimiento del equipo. Cada uno debe percibir que el logro de las metas, con el esfuerzo de todos hace una contribución a la satisfacción de sus ambiciones personales. Y los “managers” no pueden olvidar esta necesaria convergencia en la atención individual a sus pupilos so pena de perder la posibilidad de tener éxito.
7.- Clima psicológico. El llamado ambiente psicológico es la propiedad más inestable de las siete, pues es alterado con facilidad por elementos internos o externos al equipo, lo mismo a favor que en contra de las metas. Es sumamente importante conocer que efectos pueden modificarlos para neutralizar los efectos negativos que pueden producirse. Favorecen el clima psicológico de los equipos, las victorias, los éxitos individuales de sus miembros, tanto en el deporte como en lo personal, las buenas condiciones de vida. Lo contrario enrarece el ambiente y predispone negativamente al grupo. El vestuario es una “selva afectiva”; jugadores y staff de entrenadores con sus problemas personales y profesionales.
Además del comportamiento estas propiedades existe un grupo de elementos que caracterizan la identidad de cada equipo y que lo hace único e irrepetible, como lo son: El lenguaje, los mitos, ritos, valores, símbolos, las creencias o presunciones y las formas de actuar.
La identidad de los equipos deportivos no es como algunos piensan, cuestión pública y de imagen solamente. La mayor parte de esta identidad no es obsérvale, es implícita, la más grande cantidad de elementos que conforman la identidad no se releva a la vista de los que no pertenecen al mismo. Dirigentes deportivos, periodistas y otros observadores se sorprenden a menudo por actuaciones de algunos equipos o miembros de los mismos, porque no han penetrado realmente en su verdadera identidad y la han confundido con meras apariencias.
El tema de la identidad de equipo contiene una incómoda paradoja: la diversidad que proporciona a muchos equipos efectividad real puede frustrar la identidad de equipo. Como escribe Jeffrey Polzer: «las diferencias entre los miembros del equipo son fuente de la variedad de ideas, perspectivas y habilidades que pueden mejorar la habilidad del equipo para tomar buenas decisiones y cumplir con su trabajo. Cuando las componentes de las tareas del equipo son interdependientes, los miembros del equipo necesitan integrar sus esfuerzos de trabajo diferenciados».
Lamentablemente, la diversidad puede actuar como una cuña, ocultando las interacciones sociales que ayudan a los jugadores del equipo a aglutinar su actividad. Poltzer continúa, «en realidad, las diferencias que dan a los equipos la oportunidad de tener un buen nivel de rendimiento puede hacer que para los jugadores del equipo sea difícil trabajar juntos porque pueden ser la fuente de malentendidos, hipótesis diferentes, estereotipos, preferencias y obstáculos relacionados».
El reto de los líderes del equipo es realzar la identidad del mismo sin suprimir las valiosas diferencias entre los miembros del equipo que les hacen distintos. Pero, qué puede hacer para superar las consecuencias adversas de la diversidad y fomentar la identidad de equipo? Lo más importante es enfatizar las actividades y objetivos que afectan los valores individuales, experiencias e intereses personales. Por ejemplo:
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- Ser selectivo a la hora de contratar. Seleccionar jugadores que considere los objetivos del equipo importantes y valiosos. Estas personas estarán más predispuestas a concentrarse en conseguir los objetivos que a pensar en las diferencias dentro del equipo.
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- Involucrar a los jugadores en actividades que consideren interesantes y valiosas. Esto les mantendrá focalizados en lo más importante de todo: los resultados.
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- Buscar oportunidades para reconocer las habilidades y contribuciones de los jugadores de manera individual. Esto hará que los jugadores se sientan apreciados, valorados y parte de un grupo.
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- Reconocer públicamente el valor de las diferencias y cómo sirven al objetivo común.
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- Crear oportunidades para que los jugadores se conozcan entre sí. Organizar actividades de ocio, comidas en la sala de reuniones del equipo, o algo parecido, brinda a los jugadores la oportunidad de conocerse mejor a nivel personal. Al hacerlo podrá acabar con los estereotipos (como, «es muy difícil jugar con estos brasileños») y encontrar bases para el trabajo colaborativo.
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- ¡Tratar que los jugadores entrenen en grupo! Nada contribuye más a crear identidad de equipo como entrenar juntos codo a codo.
Mostrarse particularmente atento con los jugadores nuevos. Al principio se sentirán como extraños.
En un equipo, generalmente, los nuevos jugadores no contribuyen totalmente hasta que llegan a conocer a sus compañeros y han aprendido a interactuar y a aplicar sus talentos. El líder y los jugadores más experimentados pueden acortar este período improductivo haciendo que el nuevo se sienta bienvenido e involucrándole rápidamente en proyectos del equipo. No pretendamos que este jugador recién llegado averigüe lo que se pretende conseguir.
Fomentar la identidad de equipo
El buen fútbolsala se juega de acuerdo con ideas (conceptos), el malo se juega sin ideas o con malas ideas. El conjunto de ideas para jugar configura una matriz, un patrón, que da forma al modelo de juego. Lo ideal es que un equipo sea lo más fiel posible a esa matriz, en busca de la coherencia de procesos y resultados.
Sin embargo, en el contexto de la competición en fútbolsala, los conceptos y la forma de aplicarlos sufren ajustes, en función de las particularidades de los adversarios que se van enfrentando, lo que no significa que eso lleve a una pérdida de la identidad del equipo.
La idea preponderante es la de imponer al adversario una forma propia de jugar. Sin embargo, en algunos casos se puede comprobar que la alteración de la estrategia para derrotar a un adversario, sin que la misma esté debidamente entrenada y acorde al modelo de juego, puede provocar una degradación de la integridad de la organización. En este caso, los jugadores, pierden las referencias individuales, grupales y colectivas, tanto a nivel estructural como funcional, y con eso queda seriamente comprometida la identidad del equipo.
Admito, por lo tanto, que cuanto mejor asimilado esté el modelo (concepción) de juego, menos riesgos se corre en cuanto a la pérdida de identidad, siempre que se tiene que proceder a adaptaciones estratégicas.
Se puede considerar a los equipos como grupos con identidad (opuestos a los grupos definidos socialmente o por la tarea, siguiendo la clasificación propuesta por Petrovsky, 1983) en los que se ha predefinido (a veces incluso de una forma empresarial) un objetivo formal, la victoria frente a los demás equipos contrarios, y que implica la cooperación teórica de sus miembros, que en principio no deben considerarse electivos.
Recordando el Tweet de @JuanGarciaBM “El éxito del entrenador no se asienta en su identidad como individuo, se basa en la identidad que sea capaz de generar en el equipo”. (Recomiendo sus libros ¿Qué entrenador quiero ser? y ¿Somos un equipo? – parte de lo escrito en este blog pertenecen a sus páginas.
Los equipos siempre están más cómodos hablando de lo que hacen que de lo que son, pero lo que son (su identidad) condiciona todo lo que hacen. Lo cierto es que – cuanto más organizado este un equipo en todas sus facetas del juego, mayor signo de identidad logra
Reflexión final
La ley filosófica, expresada por Aristóteles, de la contradicción nos dice que una cosa no puede ser y no ser a la vez. Por ejemplo un gato no puede no ser un gato. O una botella no una botella. Se conoce como uno de los principios axiomáticos, es decir que no necesitan ser demostrados. El principio de contradicción justifica la identidad del ser. Sosteniendo que una cosa es idéntica a sí misma. Una persona es una persona y no es otra.
El principio de identidad nos debería ayudar a reconocer que una cosa es lo que es con todas sus consecuencias e implicaciones.
Dicen que Lincoln preguntó en una ocasión que cuántas patas tendría un perro si considerásemos a la cola como otra pata. Y la respuesta fue que, obviamente seguiría teniendo cuatro, porque la cola es cola y no pata.
Gran aprendizaje para nuestra vida: llamarle pata a la cola no le convierte en pata
Somos lo que somos, aunque queramos o digamos ser otra cosa. El concepto de identidad parece obvio pero no lo tratamos como se merece, sin embargo influye mucho en cómo vivimos nuestra vida. Y en los equipos.
Nos es fácil reconocer este principio cuando hablamos de objetos, pero muy complicado cuando hablamos de realidades cotidianas o de sentimientos, frente a nosotros mismos o en relación a los demás.
A este principio de identidad me gusta llamarle ACEPTACIÓN
Sin embargo, aceptar la realidad es la mejor forma de empezar a cambiarla, si así lo deseamos. Es desde lo aceptado desde donde nace el cambio, la transformación.
Aceptar es respetar la realidad.
Identidad de equipo, «sabemos quiénes somos, sabemos de lo que somos capaces»
Nathaniel Branden, psicólogo positivista muy reconocido, dice que el respeto a la realidad nos lleva a tener una buena salud mental. La auto-ACEPTACIÓN consiste en admitir mi realidad
La IDENTIDAD de equipo es lo que da a éstos, en momentos decisivos, ventaja sobre sus rivales. ¿Trabajas este aspecto en tus entrenamientos?…